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volandovengo

Estadísticas

No me asaltan deseos, por ahora, de debatir sobre la calidad de la televisión (esa caja alienable que consume nuestro tiempo, presumiblemente libre). Aunque mucho habría que hablar sobre este tema. Lo que me interesa es preguntarme sobre la validez y alcance de las estadísticas, que en ese medio proliferan como el flamenqueo en nuestro país.
Desde que llegó la democracia, las estadísticas se han establecido en nuestras vidas, evolucionan una tras otra empresas encuestadoras, avezadas en realizar estudios de todo tipo para alarmar o, cuando menos, sorprender a la población.
Se clasifica y se barema todo con un relativo acierto o interés. Se estudia el número de fumadores de una determinada edad, la cantidad de votantes en unas elecciones, la cifra de operarios de la madera que montan en bicicleta mientras silban una melodía de moda.
Pero lo que llama la atención —al menos al que suscribe— es el índice de audiencia de cualquier programa televisivo, generalmente hortera, cutre, cursi... basura, al fin y al cabo; o entretenido, informativo, formativo (que también los hay). Un buen día me entero de que varios millones de españoles estábamos viendo en tal cadena, a una hora determinada, un programa chorra (dicen que "sobre gustos no hay nada escrito", yo opino, sin embargo, que desde que apareció la escritura no se deja de hacer apología del gusto).
Inocentemente, pregunto a mi alrededor y nadie coincidió (ni siquiera zapeando) con dicho programa. Y me pregunto con suma curiosidad si esa estadística la harán casa por casa, vidente por vidente o simplemente a boleo. En honor a la verdad, debo decir que tengo una idea bastante aproximada de cómo se hacen estos balances. Pero, también es verdad, que sea como sea, se realicen de una u otra manera, estas estadísticas son sesgadas y harto parciales.
La Estadística no es una ciencia exacta. Porque todos sabemos, Alberto nos lo recordó, que todo es relativo. Las estadísticas no son fiables. Son engañosas. Cuando las encuestas hablan de un partido preferente para aventajar a los demás en las elecciones, es posible que las pierda sin remedio. Cuando anuncian que un programa está arrasando, de repente puede que se vaya a pique por falta de audiencia.
Ni siquiera los hombres del tiempo se ponen de acuerdo (sempiternos soporíferos hieráticos). Valga decir que en Antena 3 siempre llueve más que en Tele 5 y que en Canal Sur el tiempo es sorprendentemente más estable que en Tele Nieve.
Está visto: si entre tu y yo nos fumamos seis paquetes de tabaco al día, las cuentas dicen que cada uno fuma sesenta cigarrillos. Sin embargo, yo no fumo, ¡gracias! Y tú, con una colilla enciendes el siguiente pitillo.
Otro ejemplo. Un ciudadano es atropellado cada cinco minutos en Estados Unidos. ¡Pobre hombre!
Donde sí encuentro que las estadísticas coinciden es cuando se realizan como aproximación o muestreo arbitrario o, sin lugar a dudas, en base a una cifra que ya tenemos. Por ejemplo podemos comprobar el número de días que llovió el mes pasado o la cantidad de niños que se han orinado en la cama una noche en un orfanato. O, como cuentan Les Luthiers en una de sus representaciones, "de cada diez personas que ven la televisión, cinco son la mitad".

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