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San Simeón el Estilita

San Simeón el Estilita

Alguna vez he hablado de mis santos favoritos, entre los que se encuentran los anacoretas y los martires y, en general, los que ofrecen alguna radicalidad o excentricidad en sus vidas (quizá santidad, con todos mis respetos). De entre todos destaca San Simeón por su exquisita extravagancia y sus fieles seguidores, entre los que se encuentran Luis Buñuel o Juan Perucho.

Hace tiempo escribí un pequeño estudio sobre este santo olvidado, del cual rescato unos párrrafos:

«El viejo Simeón fue un asceta sirio que vivió en la primera mitad del siglo V de nuestra era. Se supone que nació en Sisan (que quizá pueda situarse en la actual Samandagi, en Turquía) cerca del año 390 y murió en el 459. Después de abandonar un monasterio cerca de Antioquía, en el año 423 o 429 (depende de la fuente), donde vivía como cualquier otro monje de la época, aceptó residir en una pequeña plataforma en lo alto de un pilar de piedra (del latín stilus, ‘estaca’, ‘tallo’ o ‘punzón para escribir’) (de ahí estilográfica), que hizo erigir en Antioquia.

Desde aquí comenzó su camino a la perfección y su humilde ascensión al cielo. Pues, después de abandonar esta estructura, que tenía cerca de 1,8 metros de altura, vivió en una serie de pilares cada vez más altos. El último de ellos constituye otro motivo de polémica, y va desde los que opinan que medía exactamente 18,3 metros de alto, hasta los que elevan esta columna hasta los 25 metros, pasando por los de 21 metros de alto y 1,20 metros de sección. De cualquier manera allí practicó la virtud cristiana y la meditación ascética, la oración mística y la predicación alentadora, la penitencia peregrina y el consuelo espiritual durante el resto de su vida, pues no se bajó de ella en los 30 años que precedieron a su defunción.

Un gran número de peregrinos acudió desde diferentes países para oírle predicar. Convirtió a muchos paganos al cristianismo y tuvo multitud de discípulos que alzaron igualmente columnas y se llamaron también estilitas, aunque ninguno supero la altura y parquedad de San Simeón.

Las columnas de estos virtuosos eran consagradas y mantenidas como verdaderos lugares de culto y peregrinación. Hasta siglos recientes hubo santos pilares en Oriente».

Luis Buñuel filmó en 1965 (con saeta y tambores de Semana Santa como banda sonora) Simón del desierto, una película surrealista basada en la vida de este asceta. Película que ganó en ese mismo año el León de Plata en el Festival Internacional de Cine de Venecia.

Juan Perucho, fabulador catalán de la talla de Borges, nos acerca al personaje de la mano de su caballero bizantino Kosmas.

Hoy, 5 de enero, la víspera de Reyes, se celebra el día de San Simeón (aunque el Zaragozano no lo recoge).

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