Blogia
volandovengo

Pase, pase

Pase, pase

Tan sólo un apunte. Llegaba mi autobús a la parada esta mañana y disponía de más de cinco minutos para comprar el pan del mediodía. En la panadería no había ningún cliente. Estupendo (de la raíz estup-, del latín stupere, quedarse estupefacto, de la que también derivan estúpido o estupor), me daría tiempo con creces. Los dos dependientes se afanaban por atenderme.

Una barra de pan casero, dije casi automáticamente con el dinero ya preparado en la mano (0'65 euros). Al momento fui servido y, como un rayo, salté a la puerta para salir, cuando ví a una anciana dispuesta a entrar. ¡Pase, pase!, le animé sujetando la puerta. Ella, con toda parsimonia, me dio las gracias y, al cabo de interminables segundos, levantó una pierna para no avanzar. Un caracol le habría ganado la carrera.

Pasito a pasito (literalmente), centímetro a centímetro, franqueo el umbral. Yo miraba el reloj, que corría más que nunca; miraba a la mujer, con ganas de decirle señora que es pa' hoy, que se nos va a poner el pan duro; miraba a la panadera con intención de preguntarle la salida de emergencia, por favor.

Por fin pasó la vieja y corrí hacia la parada cuando el autobús cerraba las puertas. Lo cogí por los pelos, jadeando más de ansiedad que por la carrera.

Una buena acción que casi me cuesta quince o veinte minutos, hasta el próximo autobús. Una buena acción que me da pie a escribir esta nota que ahora comparto.

2 comentarios

volandovengo -

Es de lo poco que nos queda, aunque no en todas partes. También se pueden encontrar hogazas de pueblo, que son poco menos que una fiesta.

lauzier -

Ahora, con los años, a mí me gusta mucho eso de lo bueno de lo malo y lo malo de lo bueno. Eso si, tienes toda la razón del mundo: una barra de casero. Si tú supieras lo que daría yo por una barra de casero, que aquí no hay. Qué cosas tan pequeñas y qué importantes. Una barra de casero. Si pidiera eso, hoy, en una panadería aquí, uff, no sé qué me iban a dar. Aquí están las baguettes, las chapatas, las pistolas (no conocen el término barra o lo temen) Qué envidia, primo.