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volandovengo

Mi padre y los maquis

Mi padre y los maquis

Me faltan datos. He interrogado a mi padre, pero no recuerda gran cosa.

Hacía el servicio militar. Tenía 17 ó 18 años (nació en el 1929, así que corría el año 46 ó 47). La posguerra aún estaba vigente.

Guerrillas antifranquistas, conocidos por maquis, se echaban al monte a malvivir. Aunque, quién no malvivía en aquella época.

La mili de mi padre (Pepe) fue más o menos placentera.

Sin mucho empeño, Pepe siempre ha caído de pie, ha sabido buscarse su hueco. No era un hombre con demasiados estudios, los básicos, pero sabía escribir a máquina. Asi que frecuentaba a menudo las oficinas, librándose de alguna instrucción. No era enfermero, pero sabía poner inyecciones. Vacunaba a sus compañeros y él se abstenía del pinchazo y de alguna que otra guardia.

Sin saber música, tañía la guitarra. Sin saber ninguna canción (nunca ha llegado a aprenderse una letra completa), cantaba sin vergüenza (estuvo en un coro en su juventud y en la tuna y no sé qué más...).

Pepe era deportista. Por practicar, practicaba desde las carreras de vallas hasta el frontón, pasando por el lanzamiento de peso.

También era un gran tirador (tenía medallas y alguna copa, recuerdo, de tiro al blanco). Con alguno más de los reclutas, era siempre de los primeros en su regimiento.

Sus superiores, conociendo su habilidad con la mirilla lo llamaron un día. Junto a él, dos más.

(En aquel tiempo, los soldados se llevaban el fusil a casa porque los maquis robaban en el cuartel y se los quitaban. Ignoro si los cocineros se pasearan también los huevos y las legumbres hasta sus viviendas. Más tarde, los mreclutas, tan sólo se llevaban el percutor a la anochecida. Pesaba menos y no era tan peligroso.)

Los superiores, el sargento, creo (nunca he sabido de graduaciones ni de estrellas pectorales), les dijo que tenían que coger sus armas y bastante munición, subir al paraje conocido como Las Conejeras, en los altos de Huétor Vega, dónde se escondía una cuadrilla de maquis, aposentarse en algún lugar estratégico y, cuando vieran salir a uno de estos guerrilleros, disparar a matar (después, si acaso, preguntar).

El color blanco hizo presencia en la cara de estos tres jóvenes, quienes, con justeza y buen juicio, dijeron "no, gracias", que ellos no estaban allí para matar a nadie, que, si quería cazar a cualquier rojo, naranja o rosado, que se lo ordenara a los soldados profesionales.

Imagínate tú, me cuenta mi padre, tres chavalillos con 17 ó 18 años, disparando contra la gente, por muy enemigos que sean. Nosotros estábamos allí de paso y ni si quiera esa guerra nos pertenecía, parece que pensaba.

Imagínate, repitió, que, durante toda la vida, hubiéramos tenido sobre nuestras conciencias la muerte de dos o tres de estos maquis.

Pepe mira hacia arriba, mira hacia abajo y mira hacia adentro. Traga saliva y simula el conato de un escalofrío.

* Fotografia d’un graffiti sobre maquis que vaig fer a Sallent, Barcelona (extraída de la Wikipedia).

2 comentarios

volandovengo -

Gracias, David. Iré el martes a ver tu exposición y hablamos.

David -

Magnifico relato Jorge!, te lo he colgado en Facebook. Eres genial!!