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volandovengo

El niño de niño sueña

El niño de niño sueña
su acontecer de mañana,
pero la vida prepara
un equipaje distinto.
El niño de grande sueña
cómo es su sueño de niño
y contempla su equipaje
poniendo cinco sentidos.
El hombre siente el momento
que desaparece el niño
pero si sueña despierto
ahora vuelve a sentirlo.

5 comentarios

volandovengo -

Habría que oírlos cantados. Algunos están muy bien, muy sonoros y profundos, como el buen cante.
¿Leíste el cuento de "Escala evolutiva" que publiqué hace unos días?

Alberto Granados -

Magnífico, don Jorge. Sabes que me encanta tu poesía.
Por cierto, si tienes gana, échale un vistazo a estos cantes de mi amigo Miguel.
http://riografia.blogspot.com/2010/06/copliyas-de-madruga.html

Alberto

B -

Es una maravilla también. ¡lo que nos ha traído tu poema!

volandovengo -

No lo conocía, Belem. Es sorprenderte el paralelismo en el pensamiento y en algunos versos incluso. El que sí recuerdo ahora (aunque no antes de escribirlo) es el de Benítez Carrasco:

ROMANCILLO DEL NIÑO QUE TODO LO QUERÍA SER

El niño quiso ser pez
Metió los pies en el río
Estaba tan frío el río
Que ya no quiso ser pez.

El niño quiso ser pájaro
Se asomó al balcón del aire
Estaba tan alto el aire
Que ya no quiso ser pájaro.

El niño quiso ser perro
Se puso a ladrarle a un gato
Lo trató tan mal el gato
Que ya no quiso ser perro.

El niño quiso ser hombre
Empezó a ponerse años
Le estaban tan mal los años
Que ya no quiso ser hombre.

Y ya no quiso crecer,
no quería crecer el niño,
se estaba tan bien de niño,
pero tuvo que crecer.

Y en una tarde al volver
a su placita de niño
el hombre quiso ser niño
pero ya no pudo ser.

B -

Me ha gustado mucho, Jorge.
Te voy a enviar de vuelta un poema de Peter Handke para la película El Cielo Sobre Berlín de Wim Wenders.

Cuando el niño era niño
andaba con los brazos colgando,
quería que el arroyo fuera un río,
que el río fuera un torrente
y que este charco fuera el mar.
Cuando el niño era niño
no sabía que era niño
para él todo estaba animado,
y todas las almas eran una.
Cuando el niño era niño
no tenía opinión sobre nada,
no tenía ninguna costumbre
se sentaba en cuclillas,
tenía un remolino en el cabello
y no ponía caras cuando lo fotografiaban.

Cuando el niño era niño
era el tiempo de preguntas como:
¿Por qué estoy aquí?
¿Por qué no allí?
¿Cuando empezó el tiempo y dónde termina el espacio?
¿Acaso la vida bajo el sol no es sólo un sueño?
Lo que veo oigo y huelo,
¿no es sólo la apariencia de un mundo ante el mundo?
¿Existe de verdad el mal
y gente que en verdad son los malos?
¿Cómo puede ser que yo, el que yo soy,
no fuera antes de devenir; y que un día yo,
el que yo soy, no seré más ese que soy?
Cuando el niño era niño,
no podía tragar las espinacas, los porotos,
el arroz con leche y el coliflor.
Ahora lo come todo y no por obligación.

Cuando el niño era niño,
despertó una vez en una cama extraña,
y ahora lo hace una y otra vez.
Muchas personas le parecían bellas,
y ahora, con suerte, sólo en ocasiones.
Imaginaba claramente un paraíso
y ahora apenas puede intuirlo.
Nada podía pensar de la nada,
y ahora se estremece ante a ella.

Cuando el niño era niño,
jugaba abstraído,
y ahora se concentra en cosas como antes
sólo cuando esas cosas son su trabajo.

Cuando el niño era niño,
como alimento le bastaba una manzana y pan
y hoy sigue siendo así.

Cuando el niño era niño,
las moras le caían en la mano como sólo caen las moras
y aún sigue siendo así.
Las nueces frescas le eran ásperas en la lengua
y aún sigue siendo así.
En cada montaña ansiaba
la montaña más alta
y en cada ciudad ansiaba
una ciudad aún mayor
y aún sigue siendo así.
En la copa de un árbol cortaba las cerezas emocionado
como aún lo sigue estando.
Era tímido ante los extraños
y aún lo sigue siendo.
Esperaba la primera nieve
y aún la sigue esperando.

Cuando el niño era niño,
tiraba una vara como lanza contra un árbol,
y ésta aún sigue ahí, vibrando.