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La Macanita sólo cumplió

La Macanita sólo cumplió

Leo en el diccionario de la Real Academia el significado de ‘macana’ y, como segunda acepción, define que es el artículo de comercio que por su deterioro o falta de novedad queda sin fácil salida. En seguida borro de mi mente tal definición por errónea. A Tomasa Guerrero le quedan muchos años de gloria. De hecho, es una de las voces más definitivas y definitorias del cante jerezano. Pero, no sé por qué, que en parte los académicos han dado en el clavo. La evidente falta de ganas de la artista este sábado en la peña de La Platería fue evidente. No se esforzó, no pellizcó, no rompió como es debido y como nos tiene acostumbrados.

Peno ¿estuvo mal? La cuestión es que no estuvo mal y sus valores y facultades sobresalían a cada paso. Sus cantes eran redondos y sus remates apreciables. Pero una artista de su categoría no se puede permitir esas flojedades ni siquiera en sus días malos. Además, salvando esta cortedad que puede ser inevitable, la sensación de ningunear a los presentes por tener algún cable tergiversado no es perdonable.

Desconozco las razones y no deseo hurgar demasiado en la llaga, pero el aura de diva que le hizo acortar su actuación y tratar a los parroquianos como ajenos, estuvo fuera de lugar.

No sudó La Macanita y no sudó el guitarrista, Juan ‘Parrilla’, cuando su nombre le precede. Su guitarra sonaba metálica y no arropaba como acostumbra. La primera parte se solucionaría con la segunda, pensamos, pero no quedó ni en el intento.

Comienza por tientos-tangos y sigue por soleá y por malagueñas. Está en su terreno, pero no termina de llegar. Aunque se le reconoce el poso de cantaora, el aguardiente en la voz clara (menos que otras veces), el compás jerezano (apoyada por las palmas de Gregorio y Chicharito). Termina por bulerías su primera entrega.

Su segunda propuesta comienza por levante, una taranta pasable y una cartagenera fuera de lugar. Sigue por seguiriyas, donde debía lucirse. Igualmente nos quedamos con las ganas. Remata su recital por fiesta. “Ahora voy a cantar por bulerías y a bailar para todos ustedes”, nos dice, como se les conforma a los extranjeros en el tablao. La guitarra, sin embargo, no se retira del micrófono cuando ella se levanta para ilustrar su cante, sin megafonía, y regalarnos un bailecito. Ahí su compromiso descafeinado.

* Foto de flamenco-wold.com©.

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