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volandovengo

El baile incombustible

El baile incombustible

Los Veranos del Corral

Tenemos en Ray Benítez y Agustín Barajas dos de los mayores representantes del baile joven masculino en Granada, que ayer hicieron su debut en el Corral del Carbón. Era un estreno lleno de estrenos, pues parte del vestuario, puede que la totalidad, desacertado en todo caso, fue adquirido para la ocasión. Menciono este detalle porque determina su imagen, que en un bailaor es su primera carta de presentación.

Son dos jóvenes que se les asocia por su trayectoria y su contemporaneidad. También coinciden en sus fuerzas y sus ganas. Son bailaores de oficio, que llevan en las tablas bastante tiempo, acumulan algunos festivales a las espaldas y algún que otro concurso les ha sonreído. También formaron parte del cuerpo de baile del espectáculo que presentó ‘La Moneta’ en la pasada Bienal.

Su fuerte es su zapateado, aunque Ray también goza de un bello braceo y movimiento de manos. Y su formación es notable, rezumando pasos y creaciones tanto propias como de otros artistas locales (Mario Maya, Manolete). Sus bailes, sin embargo, son excesivos, incombustibles, demasiado largos. Su concepto de eficacia es antiguo y se basa en la resistencia, recayendo en la repetición y el abatimiento.

La noche del cuatro de agosto comparten escenario y cuadro musical de excepción. Luis Mariano, pleno de facultades y sentimiento, puede que sea el tocaor más en forma para acompañar al baile del momento en nuestra ciudad. Juan Ángel Tirado y Manuel Heredia al cante, rebosan eficacia y buen gusto. ‘El Moreno’, respetuoso y preciso, nace para la percusión (tuvo el acierto de prescindir de la megafonía para su cajón).

Agustín, con un respeto desmedido, aborda una farruca, bien armada musicalmente. Su conocimiento es tan evidente como su nerviosismo (debería aprender a relajar la expresión de la cara). Faltan silencios en su baile y el desplante necesarios para saborear los momentos. No sólo se alarga en demasía, como decimos, sino que le sobra el remate final, de una teatralidad angustiosa.

Toma el relevo Ray Benítez por levante y acaba por tangos. Más suelto y relajado, redondea su propuesta, que tampoco conoce el reposo. Para los tangos es muy canastero y no puede negar su formación sacromontana. Le sobran unos diez minutos.

A capela, con sólo compás, los dos cantaores se marcan unos jaleos antológicos, a cada cual mejor. Juan Ángel, con la cajita de música que tiene en la garganta, es puro quejío y sabor; Manuel, más moderado que nunca, borda sus entregas.

Barajas vuelve por soleá y bulerías con la tónica de antes, aunque quizá esté más distendido. Redondea el baile y recoge oles merecidos. Le sobran unos cinco minutos.

Por seguiriyas, Ray pone el punto final. Es un baile lleno de buenas ideas pero totalmente enrevesado, que necesita más marcaje y dramatismo, aunque el aporte personal es considerable. El recuerdo de Mario se manifiesta continuamente. Una coda con solo tacón se hace insistente e innecesaria. Le sobran unos doce minutos.

Un poquito por bulerías, en las que también patea ‘El Moreno’, sirve de fin de fiestas. (Y se olvidaron las flores que unas admiradoras le habían entregado.)

* Agustín Barajas en la foto (Antonio Conde©).

2 comentarios

volandovengo -

Juan, juraría que sonaba a pelo el cajón. Gracias por aclararlo. Te felicito por el resultado.

Juan -

Estimado amigo, el cajón estaba amplificado... Otra cosa es que fuese tan natural su amplificación que te pareciera que sonaba en "acústico". No obstante en el desdoblamiento estéreo y en los diversos efectos a los que fue aplicado no es de muy difícil conclusión llegar...