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volandovengo

Verde

Verde

A pesar del calor que ya hace, ayer cogí el autobús para ir al centro y, aparte de una mariposa amarilla que se había colado imprimiendo vida a tantos rostros ajenos, pude comprobar a través de los cristales lo verde que está lo verde.

Puede que no duré mucho, pues estas temperaturas, como digo, lo secaran, lo pardearán y lo amarillearán todo más pronto que tarde.

Pero ahora, ayer, estos días, después de la generosa primavera, los árboles ya crecidos de la avenida están frondosos y verdosos y alegres por las mañanas.

Pues el verde es el color de las plantas y de la vida (de la ecología); de la juventud en su fuerza y su vigor. El verde representa la esperanza y la alegría, pero también la decadencia, suele simbolizar los celos, la ingenuidad e indiferencia (“estar verde”).

Es el color sagrado del Islam, posiblemente porque la túnica de Mahoma era verde o porque el verde es el color de la vida nueva. En el cristianismo simboliza la Trinidad. En el pasado, la Iglesia lo adoptó como símbolo pascual y la resurrección de Cristo. Osiris, dios egipcio de la vegetación (y de los difuntos), solía pintarse de verde.

El “hombre o duendecillo verde” aparece en muchas culturas simbolizando un dios de la Naturaleza o de la fertilidad en general.

La luz verde es un signo de paso libre. Originalmente, y en combinación con el rojo y el ámbar, se utilizaba para la señalización de las vías del ferrocarril; después se adoptó para los semáforos.

Cuando el verano disuelva este verde, creo que hablaré de otros colores.

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