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volandovengo

45 am

45 am

La televisión que tenemos en casa es antigua y de pantalla cuadrada, de forma que las películas panorámicas se ven recortadas por los extremos. No soy muy asiduo a la tele, casi nunca, pero en estos meses oscuros gusta arrellanarse en la camilla y visualizar una película (la prefiero con intermedios para estirar las piernas, ir al lavabo, comer algo o echarle un vistazo al periódico).

Mi padre se engancha con poco interés a lo que estoy viendo y normalmente, ya sea por su sordera senil, ya por falta de interés, ya por lo enrevesado del argumento, se queda en blanco.

Me interroga sobre lo que aparece en la pantalla, manifestando sus dotes surrealistas; otras se pone a interpretar el filme en cuestión (con las noticias también lo hace), rizando el rizo de la incomprensión o su mundo particular.

El otro día, viendo un largo sobre la guerra fría en la que entraban las prisiones en Camboya como enriquecimiento de la trama, mi padre se incorporó y, en las letras a pie de imagen, leyó “cel de Kampot”. Lo dejé con la intriga.

Después, como solían aparecer las horas en una cuenta atrás decisiva, donde rezaba: 45 am, debería haber puesto: 7,45 am.

Siguiendo el argumento, para mí no era difícil colegir la letra oculta, pero para el padre de mi hermano constituía todo un enigma. Así que lo interpretó a su manera diciendo: “cuarenta y cinco años más tarde”.

5 comentarios

maría angustias -

Jajajaja, me encanta. Ellos a lo suyo, que bastante han tenido.

volandovengo -

Son anécdotas que merece la pena escribirlas, aunque lo mejor es vivirlas...

Carmen K. -

Qué buena descripción de cierto costumbrismo.

volandovengo -

Soy un cuentista, recuerda. Creo que todos los padres tienen algún nexo en común.

Carmen -

Parece mi padre jajajaja. Ha sido muy bueno.
Qué bien cuentas, Jorge. Chapó.

Beso, compi.