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Noche inesperada

Noche inesperada

Ignoraba quién traía a la guitarra. Me acredité en el concierto de El Zambo, en Planta Baja, porque dos días antes me había informado José Manuel Rojas, crítico del diario Ideal de Granada, de su actuación.

No tenía grandes expectativas, pues el jerezano es bueno en lo suyo y los años no pasan en balde. Pero una sucesión de sorpresas me estaban aguardando.

En primer lugar, me encontré al padre de David Carmona diciendo que, después de mucha demanda, su hijo iba a tocarle al maestro. Seguidamente vi la sala pobre de expectación lo que en parte está bien por la privacidad que impone el concierto, pero sobre todo estaba mal por el artista, por el local, por la afición…

Después comprobé que el sonido era impecable, envolvente, bastante cuidado. Y, por último, la sorpresa mayor es que Luis el Zambo estuvo inmejorable, a gusto como nunca lo he visto, con la voz nítida y el pellizco continuo.

Luis Fernández Soto es uno de los personajes, nacidos en Jerez, a tener en cuenta por el timbre de su voz, por el sentido del compás y por el excelente soniquete por bulerías que lo caracteriza.

Así, queriendo saborear la fiesta, no tuve más remedio que destocarme y aplaudir todo el recital que, como digo, fue creciendo y creciendo sin ningún desperdicio.

Raúl, a mi lado, comentaba, después de una primera parte gloriosa, que se podía quedar ahí, que ya estábamos satisfechos, que no se fuera a quebrar en la siguiente entrega… Pero no fue así, como comprobamos. Y, si hubiera una tercera parte o un trasnoche (que lo habría, aunque yo hice mutis tras la última bulería) habrían sido igualmente magistrales, porque, tanto cantaor como tocaor, estaban tocados indiscutiblemente con la varita del duende.

Luis se templó por solea, exponiendo desde ese primer momento sus cartas sobre la mesa, y continuó por tarantas, en donde se lució sobremanera la guitarra que lo arropaba a su lado. David Carmona (Giraldillo revelación 2010), uno de los nombres que verdaderamente dejarán huella en el mundo del flamenco, es un joven guitarrista, serio y trabajador, con un estilo propio, que parte de las enseñanzas de Manolo Sanlúcar, para posicionarse a años luz de cualquier artista de las seis cuerdas de su generación. Siendo músico de concierto y compositor en esencia, también es reconocido y demandado para acompañar al cante y al  baile.

David tiene sus momentos magistrales, pero no le hace sombra al cantaor. Sabe quien es el protagonista y lo lleva por un camino de flores sin pretender que se note el sendero sino el caminante. Una guitarra tan canora y tan flamenca y tan gitana hacía tiempo que no escuchábamos.

Por seguiriyas, el Zambo estuvo sembrado y el estremecimiento fue auténtico. Las ovaciones del público se sucedían y no pararon hasta el final.

Unos naturales y una bulería dieron por finalizada la primera parte.

Por martinetes comenzó la segunda entrega. El artista seguía en su sitio, más templado si cabe, con ganas de lidiar cualquier toro que le echasen. Los tientos-tangos estuvieron llenos de quebrantos y compás, para volver a incidir nuevamente en la soleá y terminar por las bulerías de su dominio.

* Foto de archivo de Paco Sánchez©.

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