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volandovengo

Sobre la inexistencia del infierno

Sobre la inexistencia del infierno

Creo que fue Bierce quien contó que, cuando la versión jacobina del Nuevo Testamento estaba en proceso de evolución, la mayoría de los piadosos sabios ocupados en la obra, insistieron en traducir la palabra griega Aidns como “Infierno”; pero un concienzudo miembro de la minoría se apoderó secretamente de las actas y tachó la objetable palabra donde quiera la encontró. En la próxima reunión, el obispo de Salisbury, revisando la obra, se paró de un salto y exclamó, muy excitado: “¡Señores, alguien ha abolido el infierno!”

Y es que los crédulos son multitud, pero los incrédulos suelen ser más pesados.

Manuel Vicent, en un artículo antiguo para El País decía que “lo peor del infierno es que está pasado de moda. El infierno ya no se lleva”, terminaba asegurando como si las tinieblas fueran una ventolera.

A santa Brígida de Suecia, ya lo he contado más de una vez, el mismo Dios le confesó que “el infierno estaba vacío”.

Quizá el infierno sea un invento para mantener a raya a los creyentes, como el cuarto de las ratas para un niño o la idea de apretarnos un poco más el cinturón para salir de una crisis que sólo está en la cabeza de los temerosos y en el bolsillo de quien maneja mi barca.

6 comentarios

volandovengo -

María Angustias, eso lo sabemos los que hemos vivido. Besos (para mejorarlo todo).

volandovengo -

El infierno, enmilaberinto, poéticamente es bello e incluso más interesante que un cielo acomodado. Tanto el cielo como el infierno lo llevamos dentro... y de Dios ya hablaré otro día.

maría angustias -

El cielo y el infierno están aquí y ahora. Con besos, mucho mejor todo.

volandovengo -

Te desdoblas, querida. Ya apuntaba en un post anterior que el cielo y el infierno fueran la misma cosa. Si no existiera aunque sea un conato de pensamiento infernal, no habría escrito sobre él. Es como el que piensa que no quiere pensar.
Por otro lado están los besos, los imprescindibles besos, pasaporte seguro para la Gloria.

enmilaberinto -

El infierno sólo como palabra poética, llena de sentidos distintos "mezclada en paraisos e infiernos", "menos besos más infierno", metáfora del sufrimiento, tal vez de la pasión. El infierno en nosotros son imágenes creadoras de estados y emociones. Dejalo ser, existir, para mantener cogidos a los creyentes y que no sea abolido, porque habrán de temer la ira de Dios si se desvían. Que teman, por tanto, los que implantan sus leyes sin temor, arremetiendo impúdicos contra sus propios iguales en fe pero más míseros, más vulnerables.

GFP -

El infierno es lo que vivimos tú y yo.
También es el cielo lo que vivimos tú y yo.
Tú, yo, ella, él, nosotros, vosotros, ellas, ellos.
Con besos, más cielo. Sin besos, más infierno.