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Los profes también bailan

Los profes también bailan

Báilame. 30 Aniversario de la Escuela Carmen de las Cuevas

Ya digo que estoy limitando mi asistencia a espectáculos flamencos. Ya digo que me interesan tres festivales en particular (Flamenco Viene del Sur, Festival Internacional de Música y Danza y Los Veranos del Corral) y algún evento puntual que, con su cantidad y calidad, niega mi primer propósito.

Uno de estos imprescindibles es la muestra de la Escuela Carmen de las Cuevas, ya sea en el festival veraniego, al final del estío, en el Sacromonte, ya sea en cada una de sus incursiones a lo largo del año, como es esta celebración de su 30 Aniversario.

En dicha escuela se dan clases de idiomas y flamenco por igual. Es una buena combinación para el extranjero que pisa nuestras tierras. Su alto nivel es recomendable y su profesorado, al menos el de flamenco, que conozco y puedo evaluar, es excelente.

Los maestros son profesionales y no se limitan a dar clases, sino que noche tras noche, en un tablao o una cueva, expanden su arte y, en cierta manera, ensayan, se reciclan y aprenden, con lo que se crea un feedback encomiable.

El viernes, 25, en el teatro Isabel la Católica, pudimos ver a esta plantilla en conjunto ofreciendo el espectáculo propio Báilame. La obra es rica y variada; dinámica y de gran colorido. Sus coreografías están trabajadas con la perspectiva de los tiempos.

Báilame es un continuo reconocimiento a nuestros mayores, a los flamencos que día a día le sirven de referencia para su quehacer cotidiano. Y, aparte, es un destilado del conocimiento que todos estos profesores-artistas guardan en su cartera.

Consta de siete momentos coreográficos fresquísimos donde los tocaores, Jorge ‘el Pisao’ y Marcos Palometas, se alternan o se complementan en una creación guitarrística francamente sin fisuras y los bailaores, Estefanía Martínez, Judit Cabrera, Pilar Fajardo, Javier Martos y Raimundo Benítez, se imbrican en diferentes parejas o conjuntos o quizá en solitario para vaciar su contenido. Sergio Gómez ‘el Colorao’, al cante, y Antonio Gómez, con el cajón, están presentes prácticamente durante toda la función.

A destacar: su gracia, sus ganas, su versatilidad y, sobre todo, el trabajo que hay detrás. Un buen poso deja por ejemplo, sin menospreciar al resto, el solo de Javier Martos; Pilar por alegrías; la vidalita, Inspiración, que canta Sergio ‘el Colorao’ y baila Estefanía; la farruca que bailan los dos hombres, con las dos guitarras enfrentadas; los Tres cabales, en recuerdo de Enrique Morente y Mario Maya, que baila Raimundo Benítez y, a los postres, apoya toda la compañía…

Pero también censuro: algún momento clásico poco conseguido; el histrionismo innecesario, por ejemplo en el paso a dos; o el sólo correcto vuelo de las batas de cola.

Una buena noche, al fin y al cabo, de calidad, de alegría y de celebración. Brindo por todos ellos. 

* Equipo flamenco del Carmen de las Cuevas, junto a sus directores Carmen y Nacho.

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