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Una asignatura pendiente

Una asignatura pendiente

XVI Muestra de Flamenco. Los Veranos del Corral – Anabel Moreno y Jesús Fernández

Hacía siete u ocho años que Anabel Moreno se fue de Granada buscando un hueco en la capital de España que aquí no encontraba. Y, aunque la hemos visto en momentos puntuales, no fue hasta el martes que trajo espectáculo propio a las maderas del Carbón acompañada, como pareja de baile, al gaditano Jesús Fernández. Su seguridad en el escenario, su identidad artística y su convencida madurez son evidentes.

Las palmas y los jaleos de los tres cantaores, Trini de la Isla, El Mati y Alfredo Tejada y la guitarra correcta y precisa de Jesuli del Puerto, hace innecesaria la presencia de la percusión.

Con unos romances y corridos se prueban las voces de los tres cantaores. Componen un buen cuadro de temple y facultad. A veces, sin embargo, el exceso de grito, desdibuja toda intención.

Los bailaores presentan un primer paso a dos original y despierto. Su entrada resulta algo tensa, pendiente y artificiosa, quizá por traicioneros nervios, aunque se irá limando a lo largo de la noche. Es grato atender el poso granadino que conserva Anabel en su juego de hombros, en su roneo (sobre todo en los tangos), en su caída (que será manifiesta en la soleá).

Un solo de guitarra precede a las prolongadas bulerías por soleá que aborda en solitario Jesús Fernández. Detenta un claro sentido del ritmo y una técnica vital cuajada de brío, pero es en los silencios, en los guiños de un cuerpo en reposo, cuando este bailaor rubrica con notoriedad.

Un generoso preámbulo por tangos de Granada, que se encierran en el éxito de Bambino No me des guerra, recibe un nuevo paso a dos en el que un versátil bastón sirve de excusa. Suavizado el frío de un comienzo, la entrega es auténtica y reconocida. Anabel, con la flor en lo alto de la corona y el galanteo aludido, reivindica su origen.

Una rueda de fandangos naturales, exacto en las tres voces, anuncian el final, que llega de la mano de Anabel Moreno por soleá y bulerías. Aunque suene repetido con la entrega de Jesús, tal vez obedezca a un paralelismo intencionado, a una simetría voluntaria. La tensión no ha disminuido; la velada ha ido creciendo hasta el final. La gente levantada y los minutos de aplausos son merecidos.

* Foto de Joss Rodríguez©.

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