Blogia
volandovengo

Hace demasiado calor

Hace demasiado calor

No entiendo por qué quedó conmigo para mañana si sabía que no podía cumplir su compromiso. No vendrá mañana ni ningún otro día. No sé lo qué le he hecho; si tenía algo en contra mía. Yo que sólo lo he tratado bien desde que estamos juntos. Quizá no me quisiera. No quería a nadie en el fondo. Ni siquiera se quería él mismo. Pero yo sólo cuidé de él, le presté mi hombro cuando le hacía falta. Intentaba alegrarle sus días. Era depresivo, pero llegaba a arrancarle sonrisas. Se reía sinceramente conmigo. Yo estaba para lo que hiciera falta.

Recuerdo que bromeaba con la idea de quitarse de en medio. Cuando salíamos y se tomaba unas cuantas copas de más me decía que le gustaría acostarse y no despertar jamás. Pero nunca lo tomé en serio. Nadie lo tomaba en serio. Pensábamos que quien quisiera suicidarse realmente no hablaría de ello.

En el trabajo era eficaz. Aquí en la imprenta hacía lo que le mandaban. Con su mono azul grisáceo y sus puñetas crudas se pasaba el día de máquina en máquina poniéndolas a punto. Engrasando esta, echándoles tinta a las otras, apretando un tornillo por aquí, una tuerca por allá… Acababa hasta arriba de polvo y suciedad. No era muy hablador, pero se le veía contento. Parecía que ese era su mundo.

Es un suicidio muy raro, como si quisiera estar seguro. Cuando entramos en su domicilio, el hombre se había ahorcado después de tomarse un puñado de barbitúricos suficientes para acabar con un elefante, y sus venas estaban abiertas en las muñecas. Me muero sí o sí, parece que pensaba. No le daba opción al milagro. La puerta estaba atrancada por dentro. No cabe ninguna duda que fue un suicidio, un triple suicidio. No se conoce el móvil, pero se encontró una nota que decía: “Hace demasiado calor”. ¿No es extraño?

0 comentarios