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volandovengo

La aventura

La aventura

Se me antoja en estos momentos una reflexión y una actitud. La actitud pasa por mirar al frente, no volver la vista. Para atrás, como últimamente se comenta demasiado, ni para tomar impulso. La actitud es saltar al vacío (no tiene que ser de cabeza o ‘a púa’, como dicen en Almería), simplemente saltar sin atender a la caída, sin saber a ciencia cierta si hay una red o un estanque que muellemente amortigüe la llegada.

La reflexión radica tan sólo en la cortedad de la vida para avanzar por un camino finito, que se acaba con la muerte; es crecer hacia una meta, hacia un norte, que no es un punto, sino una dirección, y no adocenarnos con los brazos caídos y la mente plana. Más bien elegir sabiamente, o hacer sabia nuestra decisión en el eterno sendero borgiano. No hacer lo que queramos, sino querer lo que hacemos.

Chesterton decía que la aventura puede ser loca, el aventurero no. Años más tarde, parafraseando locamente esta idea, llegue a escribir que el piano puede ser de cola, el pianista no.

Poéticamente, y extendiendo idealmente esta supuesta postura, Shakespeare diría en La violación de Lucrecia: “No es un cazador aquel que tiende su arco / para herir fuera de estación a una pobre gama”.

3 comentarios

volandovengo -

Bien traído esos versos machadianos, compañero.
¡Más Madera!, Belén.

B -

Acabo de descubrir ese camino y me ha gustado saber que piensas igual y que además cuentas con un estupendo arsenal de argumentos propios y ajenos para reforzarlo ¡Más madera!

erizo y 1/4 -

Sabia conclusión, recuerdo también a Machado y sus no por manidos esclarecedores versos:
Caminante son tus huellas el camino y nada más
Caminante, no hay camino se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
Y al volver la vista atrás
Se ve la senda que nunca
Se ha de volver a pisar
Caminante no hay camino sino estelas en la mar.