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volandovengo

Dios no juega a los dados

Dios no juega a los dados

Hace tiempo, a punto de saltar de la adolescencia a otra edad que aún no soy consciente de haber alcanzado, concebí la necesaria pluralidad divina o, dicho de otra forma, quise dar en mi magín un espaldarazo a las religiones politeístas, pues pensaba que si dios es dios, es uno y es muchos a la vez (no sólo uno y trino). Dios es todo y es nada; es omnisciente y omnipotente y todo lo contrario, es uno y es muchos, como digo, si no, no sería Dios.

Dios tiene muchas caras. Es el único ser cuya esencia es su existencia. Hesiodo lo califica como el ‘acumulador de nubes’. Nunca juega a los dados, como diría Einstein, nada en él es fortuito. (Aunque quien no juega a los dados es el demonio.) “Un Dios no escribe novelas”, afirmará por su parte Ernesto Sabato en Abaddón el exterminador (difícil autobiografía de 1974).

Dios no escribe ficción, o sea. Nunca descansa y cuenta sus pasos. En las noches de luna llena canta sus hazañas para sí como individuo y como pluralidad. Pero, en la mesa de camilla, no quiere estar solo. Homero, en el capítulo octavo de la Odisea, llega a decir: “Los dioses tejen desdichas para que a las futuras generaciones no les falte algo que cantar”.

Recuerdo un breve cuento de Khalil Gibrá, llamado Sobre las gradas del templo (El loco, 1918), que dice así: “Ayer tarde, en las gradas del templo vi a una mujer sentada entre dos hombres. Una de sus mejillas estaba pálida, y la otra, sonrojada”.

En una reconstrucción de este cuento, podríamos cambiar a la ‘mujer’ por ‘Dios’. Quedaría como: “Dios sentado entre dos hombres…”, o, para mayor abundamiento, “entre un hombre y sí mismo…”. Es decir, entre las contradicciones del día a día, marcando sus diferencias. Una de cal y otra de tierra inculta.

La soledad del creador es peligrosa. La soledad es adictiva y produce compulsivas obsesiones. Se dice que “cuando el diablo está aburrido mata moscas con el rabo”. Emil Cioran escribe en el Breviario de los vencidos (1993): “Dios, como no tiene nada que guardar en su casa, de aburrimiento y enojo, deja yermos los jardines del hombre”.

Mujica Lainez, en El Escarabajo (1982), escribe: “En mi modesta opinión, cuantos más dioses se reconozcan y adopten, mejor andará el mundo, tan necesitado de especialistas sobrenaturales que se ocupen de la multiplicidad de sus problemas”; aunque Saramago, volviendo a la idea de la existencia, hace un planteamiento ateísta en El factor Dios (2001): “Los dioses, pienso yo, sólo existen en el cerebro humano, prosperan o se deterioran dentro del mismo universo que los ha inventado”.

Todo es fe, desde luego. Fe, esperanza y, por qué no, caridad consigo mismo, que no es nada más que miedo al punto final de nuestras vidas, enamoradas o no, pero polvo al fin y al cabo.

En caso de duda sin embargo, recurramos nuevamente a Abaddón el exterminador, de Ernesto Sabato, cuando exclama que “Dios tiene teléfono! 80-3001. Llamar en caso de urgencia”.

* Giulio Romano, The Gods of Olympus.

4 comentarios

Carmen K. -

Estas cosas son perlas, bondades que otorga la vejez y sólo la vejez :-)
Las diosas no tienen ese egazo masculino, es un ego maternal, cálido, acogedor (lo da el género, aunque existen excepciones bien estridentes).
Yo invitaría a reflexionar sobre aquella frase rotunda que me dijo Cindy Lauper (mejor dicho, se la dijo al periodista y escritor Maurilio de Miguel, yo era la traductora): DIOS ES UNA MUJER.
¡Salud y buen día!

Carmen K. -

La vejez, que te colma con estos pequeños regalos: la experiencia (realmente no sé para qué vale, pero ahí está).
Las diosas, por ser mujeres, gastan otro ego más suave, más rebajado. Y esto que dijo Cindy Lauper (a raíz de la promoción de su disco "12 pecados capitales", DIOS ES UNA MUJER, es una verdad absoluta.
¡Salud y buen día!

volandovengo -

Jajajajaja..., Carmen, se ve que sabes de la soledad de los dioses...

Carmen K. -

"La soledad es adictiva y produce compulsivas obsesiones". Esta frase es una gran verdad. El solitario llega a pensar, incluso, que su intuición es poco menos que divina, cuando lo cierto es que está tan caduca, mermada y obsoleta como cualquier teléfono móvil del año pasado.
Y como dice Cindy Lauper, DIOS ES UNA MUJER.