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volandovengo

Oscuridades. Cierre del Planta Baja

Oscuridades. Cierre del Planta Baja

Érase una vez una ciudad en la que todos querían vivir. Y no sólo por su fisonomía, belleza y contrastes, sino, sobre todo, por su efervescencia. Un tejido cultural, macerado durante muchos años, amortiguaba con creces el vacío que pueden crear la falta de oportunidades, la carencia industrial y el escaso patrimonio de las personas.

Esa retícula no oficial, la mayoría de las veces, atraía como un imán a los hambrientos de hacer cosas, alternativas. Igual que en un zoco árabe que la actividad se reparte por barrios, en Granada saltaban creadores por cualquier rincón. Dabas una patada y brillaban los poetas, mirabas al otro lado y saltaban los músicos, te agachabas y se levantaban los pintores o los flamencos o los filósofos o los bailarines.

Pero fuerzas oscuras niegan el trabajo anónimo, la creación extraoficial, la cultura independiente. Y si un libro no tiene el sello oficial, no ve la luz. Y si un artista no firma los papeles, se queda sin cantar. Y si un local incomoda por el motivo más nimio que se pueda imaginar, se clausura. Se cierra sin más, aunque siempre haya sido respetuoso, aunque procure cumplir con la legalidad, aunque tenga buena voluntad, aunque haya que sonreír ante un funcionario (porque nuestros políticos son poco más que funcionarios) o bajarse los pantalones (por exigencias del guión).

Ahora se clausura la programación en directo del Planta Baja, tras 20 años al pie del cañón, luchando por la cultura granadina, la no oficial y la oficial, la alternativa, la clandestina, la veterana y la principiante. Salas como ésta (como Eshavira, cerrada por razones parecidas) hacen de Granada un lugar único y rico. La ciudad no es la Alhambra o Federico (que también), no es Sierra Nevada, el flamenco y el sol (que también). Nuestra ciudad son sus gentes y sus sueños. Nuestro mundo es ahora. Nuestra tierra está viva. 

Pero para que Granada siga latiendo, para que siga siendo un referente cultural (en el más amplio y escandaloso sentido del término) hay que reivindicar el Planta Baja y, con él, la suma de todas las iniciativas individualidades, de la cultura endógena, que día a día iluminan la ciudad.

¡Basta de oscuridades!

2 comentarios

volandovengo -

Hay que luchar contra el conservadurismo y el anquilosamiento. No limitemos nuestras miras. Sacudámonos la caspa.

Mario -

El Planta Baja desde sus comienzos ha sido un símbolo de diversidad cultural. Las acometidas que viene sufriendo responden a la intención de anular la libertad de expresión de todo lo que no sea grande y semanasantero. El conservadurismo político granadino se deja ver en sus grandes propuestas y en los pequeños actos de apariencia administrativa.