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volandovengo

Una sonrisa en el infierno

Una sonrisa en el infierno

Uno de los cuentos de la segunda parte de En un pozo chico es este microrrelato, al que le tengo un cariño especial por su sencillez trama y por el absurdo final que redunda en la insatisfacción y el conformismo a que nos tiene acostumbrado el mundo.

Condenado a muerte. Emplazado a formular su último deseo. Sin titubear, como aprendido de antemano y ensayado hasta la saciedad ante el espejo ajado de su celda en el corredor de la muerte, pronunció un contundente solomillo de ternera a la pimienta poco hecho con guarnición de patatas y, añadió a continuación, cual partícula indivisible, y lavarme los dientes a su término.

El juez que lo interrogaba, más legalista que su nombre, denunció ante el ajusticiado que su petición no correspondía con un solo anhelo, que, seguramente apremiado por la golosina de la gracia postrera, se había recreado en la súplica del doble antojo de una sustanciosa comida y el posterior cepillado de la boca.

Al cabo de unos minutos, el reo recibió la inyección letal con el estómago vacío, pero con los dientes limpios.

2 comentarios

volandovengo -

Viniendo de ti, Carmen, es un gran cumplido. Esperaré en la otra orilla.

Carmen K. -

Jajajaja. Qué buen ritmo. Buen argumento. Fantástico desenlace; los dientes limpios, bien limpios. Quién sabe por quién se será besado cuando crucemos el río..