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volandovengo

¿Un cafelito?

¿Un cafelito?

Reconozco en él un vicio (de los pocos legales que nos quedan). Un café después de comer es el lujo más asequiblle que conozco. Sé que un café es bueno cuando tomo el primer sorbo y, antes de soltar la taza al plato, me la vuelvo a llevar a los labios y la beso nuevamente. Digo "está bueno" para mí. A cada uno le gusta el café de una forma distinta. Coincidimos más en los gustos estéticos, de una chica, de un chico, que en las apetencias del licor colombino. Yo lo prefiero corto y no muy fuerte. Sigiendo mi instinto seductor (me temo que a la manera de Woody Allen) le comenté a una chica, que ni si quiera me lee, que a mí el café me gustaba como yo: muy dulce y muy caliente.

Nosotros le decimos ’cafelito’. En otros lugares dicen ’cafetito’. Sea como sea, qué bien sienta. Para mí, a veces me resulta contradictorio: me viene muy bien para la tensión baja que me acerca al sueño de la Bella Durmiente ('la muerte dormida'), me da la vida, es terapéutico: pero me sienta como el rayo para los problemas estomacales que padezco. Por eso lo prefiero poco cargado. Y recién hecho. Con hielo no, me parece adulterado. Es como poner casera a un reserva de somontano. La mezcla que aplaudo en el Irish coffee en determinados momentos (sin comentarios).

El café a veces es sólo una excusa para la reunión, la tertulia, el amor o para ausentarse media hora del trabajo. Hay quien ve el futuro en los posos de café y quien utiliza éstos para desatascar las tuberías o para echárselo a las macetas. En los tiempos de posguerra, desde la Revolución Francesa, los desechos de la elaboración de esta bebida negra eran reutilizados y vendidos desde las casas principales por sus sirvientes. Así, teníamos café de varias categorías (según el número de reciclados), aparte del cafeto, la moka o la achicoria (que es otra historia). Ahora tenemos el "café descafeinado de máquina" que, con sacarina, creo que dormimos mejor.

El maestro de historiadores Fernand Braudel (1902-1985) en su libro Civilización material, economía y capitalismo, siglos XV-XVIII (magnífica obra si no dejara, como buen galo, un poco de lado a España), en el primer tomo Las estructuras de lo cotidiano, en el capítulo Bebidas y escitantes, nos cuenta que el café no se popularizó en Europa hasta la segunda mitad del siglo XVII y, en muchos casos con usos medicinales. Cuenta Braudel que en un tratado de medicina anónimo, aparecido en Lyon en 1671, especificaba las cualidades de dicho brebaje:

"deseca todo humor frío y húmedo, expulsa los vientos, fortifica el higado, alivia a los hidrópicos por su naturaleza purificadora; resulta también excelente contra la sarna y la corrupción de la sangre; refresca el corazón y el latido vital de éste, alivia a los que tienen dolores de estómago y a los que han perdido el apetito; es igualmente bueno para las indisposiciones de cerebro frías, húmedas y penosas. El humo que desprende es bueno contra los flujos oculares y los zumbidos de oídos; resulta excelente también para el ahogo, los catarros que atacan al pulmón, los dolores de riñón y las lombrices, es un alivio extraordinario después de haber bebido o comido en exceso. no hay nada mejor para los que comen mucha fruta."

No obstante, prosigue Blaudel, otros médicos y la opinión pública pretendían que el café era un anafrodisiaco, que era una "bebida de castrados".

4 comentarios

volandovengo -

Lo extraordinario es que también puede haber 45 millones de formas distintas de servirlo.

Hueso -

A mí siempre me ha gustado eso de que no puede ser serio un país donde 45 millones de habitantes tienen 45 millones de formas distintas de pedir un café a un camerero...

volandovengo -

Eres un experto en la lectura de los posos de café. Gracias por esta cara aportación. Estoy seguro de que los lectores de este blog, como yo mismo, tomarán buena nota de esta técnica (aunque sea tan sólo para impresionar a un chico o a una chica).

joven llanos -

El inocente café que nos preparamos por la mañana, o el que degustamos tras la comida, puede ser un interesante y fácil método de pronóstico y observación. El azar y la influencia que genera quien degusta el café, provocan que en la taza y también el plato queden restos o señales que nos desvelen dudas y aclaren conceptos.
Los posos de café no pueden leerse de cualquier forma. Es necesaria una preparación que muchas veces se convierte en un ritual.
Es preferible que utilicemos tazas de té chino y de porcelana blanca sin dibujo. Prepararemos un café pensando que tras degustarlo procederemos a efectuar el oráculo. De esta forma, ya lograremos la relajación y concentración necesarias.

Después haremos el café con normalidad, preferentemente en el fuego, evitando las clásicas cafeteras americanas en las que se vierte agua sobre un filtro con café molido y desechando también las cafeteras eléctricas. En definitiva, las mejores son las clásicas cafeteras italianas. Serviremos el café en la taza.

La beberemos tranquilamente (a ser posible bastante azucarada para que se fijen los posos en el fondo), al tiempo que reflexionamos sobre aquello que pretendemos saber. Cuando hayamos terminado de beber, esperaremos un minuto o dos. Acto seguido formularemos la pregunta en voz alta y voltearemos la taza colocándola boca abajo sobre un plato. Esperaremos unos cinco minutos y después podremos proceder a su lectura.

Una vez hayan pasado los cinco minutos de volteo de la taza, la colocaremos frente a nosotros, situándola de forma que el asa quede a las 12 de un reloj imaginario. Para interpretar, consideraremos que el borde de la taza estará asociado con el futuro más lejano, nos hablará también de viajes, desplazamientos etc.

El fondo de la taza se vincula al amor, las relaciones sentimentales y todo lo que tenga relación directa con el afecto, familiar o de pareja. Por lo que se refiere a las paredes, regirán el presente.
Dado que hemos colocado la taza sobre el plato, también debemos ver si hay en él algún resquicio que pueda ser interpretado.
Los símbolos claros y bien definidos se interpretan como símbolos de buena suerte. Los borrosos o mal definidos nos hablan de obstáculos que nos impiden alcanzar el éxito.

Un saludo Volandovengo con aroma de Colombia.