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La guitarra sideral de Juan Carlos Romero

La guitarra sideral de Juan Carlos Romero

Flamenco Viene del Sur

Desde la soleá primera hasta la nana con la que acabó el concierto de Juan Carlos Romero se pudieron constatar varias cosas. Primeramente trascendió el oficio de buen guitarrista de este onubense. Seguidamente se puso de manifiesto su inclinación jazzística y la abundancia de notas, quizá de más. El recital, por otra parte, fue tan delicado e intimista que resultó frío en su conjunto, sideral en su distancia. Ni las piezas más ligeras, con ayuda del resto de los músicos, llegaron a caldear el ambiente.

Juan Carlos Romero, bajo el título genérico de La música, presentó el lunes en el teatro Alhambra su último trabajo Agua encendida, que ha sido reconocido recientemente por la crítica nacional como el mejor disco de guitarra flamenca de 2010.

Unas bulerías sirvieron para presentar a la cantaora, Carmen Molina, a la que vimos acompañando a David Carmona en la Bienal de Sevilla del pasado año. También se hizo acompañar de la segunda guitarra de Paco Cruzado, que tuvo realmente poco protagonismo; del violín de Alexis Lefevre; del percusionista francés Tino di Geraldo, que ha colaborado con algunos de los grandes; y del cantaor José Valencia, uno de los mejores exponentes del cante atrás (y con el hueco asegurado alante), que nos sorprendió moderando la voz más que de costumbre e inclinación fónica a Terremoto.

Pieza de encaje fue sin lugar a dudas Agua encendida, a ritmo de soleá, que le da nombre al disco, dedicada a su mujer y su hijo. Después recordó con gran sentimiento a Enrique Morente y después, con Campana del Alonso, unos fandangos de Huelva, muy seguiriyeros, de su disco Romero (2004), rindió homenaje a su paisano Paco Toronjo, donde tomaron protagonismo Carmen Molina y Alexis Lefevre. También de este segundo trabajo haría alegrías.

Efectivos también fueron el tema libre Portaillo del zapatero, con aires de Cádiz y su delicada y breve Nana del sur, en recuerdo de su madre.

Como bis, fuera de programa, con todos los músicos en el escenario, interpretó un tanguillo de Azulejo, primera grabación en solitario, de 1997.

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