Toma nota en Montejícar
Granada Flamenco
Una completa lección es lo que sacamos el viernes en Montejícar. No por lo que aprendimos, que también, sino por el planteamiento de la obra y la manera de comunicar. Octupussy Teatro, con un atrezzo sencillo y sin más pretensión que conectar con el público e introducir a los no iniciados en el mundo del flamenco de una manera cómica y desenfadada, presentaron su “Concierto flamenco didáctico”. Hay que tener tablas y profesión para adaptarse a un personal tan variopinto e improvisar de manera tan natural como lo hizo “La Bruja”. Tan sólo bastó una hora para crear la simiente del flamenco en las almas blancas de los niños que ocupaban los primeros asientos y salpicaban el resto de la sala. Una hora bastó para que los mayores despertaran el gusano que tenían dentro y nos planteáramos el flamenco como un bien cultural que hay que cuidar y fomentar. Una hora bastó para convencernos de que obras como ésa son imprescindibles para llevar a todos los centros de enseñanza y así crear cantera de aficionados y amantes o tan sólo conocedores del flamenco, para que este arte de raíz andaluza no venga impregnado de tintes orientales.
Con el sonido de un tren que llega y la música de unas sevillanas corraleras, se presentan en escena Inmaculada Pérez “La Bruja”, conductora del espectáculo; Paco Lara, acompañante hierático a la guitarra; y un gran muñeco que se presenta como “Tío Tobalo”, manipulado por Inma Román. La Bruja, con un gran atril, va desgranando a modo de conferencia los entresijos del flamenco: su origen incierto, el compás, los palos, los intérpretes… haciendo participar a los asistentes. Esta charla venía ilustrada con salero con algunos de los cantes representativos de esta disciplina, en donde se reflejaban claramente las enseñanzas que se acababan de exponer. Así, de Cádiz, sonaron los tanguillos y su humor un tanto surrealista. De Huelva, los fandangos. Y de Jerez, las bulerías. Entre medias, se presentó a la marioneta, su nombre y procedencia, que interpreto en playback un polo Tobalo cantado a capela. Para terminar, con ayuda de todos los asistentes, se cantaron unos tangos, acompañados de palmas, donde la directora marcaba las estrofas y el público el estribillo. El sabor a insuficiente, confirmó el éxito de este teatro, tan certero como necesario.
Antes de irnos, una espontánea de la tierra, Nuria Castillo de 17 años, pidió permiso para salir a escena y cantarnos algunos fandangos naturales, que acabaron por endulzar el ambiente con la recompensa de que esa cantera deseada ya está en marcha.
* En la foto: panorámica de Montejícar.
3 comentarios
joven llanos -
volandovengo -
joven llanos -