Blogia
volandovengo

Un mismo idioma

Un mismo idioma

Sacromonte cuna de flamencos

La fórmula funciona. La Orquesta Chekara de Tetuán llevan bastantes décadas fusionando la música andalusí con el flamenco. Con meridiano éxito esta agrupación ha ido cambiando y adaptándose a los tiempos y a sus nuevos componentes. Tanto es así que el formato cambia según la ocasión, pero la esencia se mantiene.

Con un repertorio más o menos “ancestral” grabaron un disco que es el que vienen exponiendo con altibajos desde siempre.

El miércoles, en el Museo-Cuevas del Sacromonte, presentaron una formación eminentemente flamenca y bien reducida. Tan sólo cuatro componentes, contando a la bailaora formaban el cuadro. Eché de menos algunos sonidos árabes (¿laúd?). Eché de menos un poquito de percusión (¿darbouka?).

Quizá la falta de vocabulario quede totalmente paliada cuando se habla un mismo idioma. La falta de ensayo es evidente cuando se ha representado de continuo un programa similar.

Jallal Chekara, al violín, con un oído afinado y un poder dominante, improvisa sin complejos. Alfredo Mesa a la guitarra, se impone como una de nuestras seguras apuestas. Suena más en consonancia y seguridad que en pasados eventos (Corral del Carbón). Demuestra su buen sonido y su capacidad interpretando en solitario, para abrir la velada, una rondeña de Riqueni.

A continuación, junto con el violín y las palmas, hacen una “introducción instrumental inspirada en la música tradicional árabe con acompañamiento de guitarra flamenca”, que tiene guiños de fiesta.

Los tangos de málaga adoptan un tempo más lento que el habitual. Asunción Pérez ‘La Choni’ comienza su baile exacto, elegante, sugestivo. Cuando el cante deriva en lo andalusí, graciosamente se apega a la rumbita y al eficaz juego de caderas.

La cantaora decide continuar en la Costa del Sol y aborda la malagueña de la Peñaranda, rematada con la rondeña grande y el abandolao de Juan Breva. Termina esta primera parte por soleá y bulerías, que también ilustra con decisión la bailaora sevillana.

El segundo pase comienza por farrucas (se echa de menos la voz de Vicente Gelo). Continúa con los tanguillos, Ábreme la puerta verde, uno de los platos fuertes de la cantaora, que acaba cantando sin megafonía a pie de escenario. Una tona introduce las seguiriyas que terminan de convencernos. Su fusión no deja qué desear. Cada uno está en su sitio. Para La Chone, con media cola negra y palillos. Posiblemente su mejor entrega. Y, cómo no, terminan con La Tarara, todo un himno, coreado por el respetable.

0 comentarios