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Baza se estremece con Marina

Baza se estremece con Marina

Granada Flamenco

Puede haber mejor artista, pero mejor comienzo para un festival de flamenco en la provincia de Granada con pretensión de futuro y tintes de evidente calidad, es difícil que se sucedan con este atino. Marina Heredia estuvo grandiosa. Parece que el foro reducido en un escenario casi anónimo le sienta bien. Baza puede que sea una ciudad con poca vocación flamenca. ¿No hay flamenco porque no se demanda o porque no se oferta? Más bien lo segundo, pues el público, las doscientas personas raspadas que acudieron a escuchar a la cantaora, la recibieron como agua de mayo, de abril en este caso. La respuesta fue positiva y cálida la acogida. Es normal que Marina, y su grupo, con quien forma una piña, yo diría que sobresaliente, se encontrara a gusto y derrochara ese eco tan flamenco que la caracteriza y el sublime grito que embelesa.

Con Bolita y Luis Mariano en la guitarra se unen dos sensibilidades que, aunque de origen y destinos distintos, se complementan a la perfección para lograr que encajen todas las piezas. Las alegrías con las que empieza, no sólo sirven para templarse y para medir a un público como digo entregado, sino que suponen una puerta abierta, una carta de presentación para todo lo que queda por venir. Los aplausos merecidamente siempre se prolongan. La soleá que canta la Heredia con sólo una guitarra comienza a estremecer. Es el punto de partida para un concierto que va a ir in crescendo hasta reventar por más de una costura. La malagueña sigue el mismo corte y se desborda en los fandangos de Frasquito. ¿Cuántas veces he dicho ya que Marina Heredia es la máxima exponente de los cantes de su tierra?

La “Balada del que nunca fue a Granada” es la primera entrega de su nuevo disco que, como es lógico, con algunas variaciones, está muy presente en esta velada. Son unas bulerías lentas, como las cantaban las de Utrera, muy sentidas, muy emocionadas. Por levante, ya sea cartagenera o taranto, Marina siempre seduce, por su duelo, por su remembranza. “La gran faena” un aplauso al toreo de Benítez Carrasco animan la función, que ya no decae. Los “Tangos de la Penca”, con su aire moruno, se han convertido en otra de sus señas de identidad que, en esta ocasión, remata por Morente. A un servidor el pelo se le erizó en más de una ocasión.

Termina el recital con otro guiño al toreo. Se trata del poema de José Bergamín “Illo y Romero”. Abandona el micrófono en este momento y remata la bulería a pie de escenario. Como bis lanzará “De antaño” el pregón entre tonás con que cierra el disco. Y, antes de irse, otro regalo, otro poquito por bulerías.

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