Las gafas negras de Enrique
Sacromonte Cuna de Flamencos
Los Universos de Morente. Incursiones en el Rock
Morente se consideraba roquero. Sentía admiración por esta música, por sus intérpretes y por su modo de vida. En varias ocasiones había colaborado con el conjunto neoyorquino Sonic Youth; en 1996 contó con el grupo granadino Lagartija Nick para grabar Omega (después les devolvió el favor en Val del Omar); con Los Planetas, también de Granada, ha participado en sus últimos trabajos, muy cercanos al flamenco: una caña en La leyenda del espacio (2007) y una toná en Una opera egipcia (2010).
Con el nombre de Los Evangelistas se han juntado cuatro miembros de estas dos agrupaciones (Jota y Florent Muñoz, de Los Planetas, y Antonio Arias y Eric Jiménez, de los Lagartija), en homenaje a Enrique Morente, con la que debutaron en la pasada ‘Noche Blanca’ de Córdoba. Supongo que la experiencia fue tan satisfactoria y su repercusión tan positiva que han decidido seguir con este cuarteto de ‘discípulos’ (uno de los nombres que barajaron como posible identificación del grupo), con el que incluso están grabando.
Recientemente también actuaron en Poesía en el Laurel, ciclo de poesía y música celebrado en La Zubia; y ahora en el Museo Cuevas del Sacromonte. Siempre en memoria de Enrique, siempre con Enrique por bandera, siempre con el mayor respeto y haciendo justo lo que a él le hubiera gustado que se hiciera.
El resultado sigue la estela del mítico Omega, pero sobre todo retoma el camino “flamenco” que emprendió Jota, al frente de su banda.
No soy roquero como Morente, pero sí cocinero antes que fraile y puedo decir, sin temor a equivocarme, que testificamos un concierto memorable. Cualquiera de los presentes así lo puede afirmar. Sobresaliente y generoso donde, después de un largo repertorio, se plantearon los bises dobles, como las ducas de los gitanos.
Vibramos con las guitarras, articuladas y broncas; gozamos con el trasfondo sonido de Los Planetas (Florent); alucinamos con el nervio baterista (Eric), de precisa ejecución, del que Enrique no podía dejar de acordarse. Y las voces de Arias y Jota que nos acercaban al flamenco y nos tendían el puente claro entre el rock y Morente.
Porque era rock, puro rock, a veces heavy y corrosivo, pero evidente en su estructura. Sentimos el flamenco tan sólo si queremos verlo; si desnudamos el tema y nos quedamos en la cadencia y en el eco de la serrana, de los tangos, de las alegrías o de los fandangos.
Los Evangelistas, como Morente, no tuvieron sueño en la ciudad, fueron poetas decadentes o amantes amantes o buscaron la estrella que les guiara.
* Foto de Juan Güeto©.
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