Pareja de reinas
Semana Cultural de Víznar
Carmen Linares es la voz de mujer del flamenco contemporáneo. Su manera de enfrentarse al cante, su aguardiente (agudizado con los años), su compromiso y su tesitura, la hacen una artista imprescindible. Esto unido con una personalidad desbordante y un carisma especial nos arrastra sin duda a una veneración incondicional.
El miércoles, 18 de agosto, la encontramos en la Semana Cultural de Víznar, compartiendo cartel con nuestra joven apuesta, Ana Mochón, recientemente llegada del concurso de Las Minas de la Unión, donde quedó semifinalista para obtener la Lámpara Minera. También puso su arte y su color invariable Juan Andrés Maya y su grupo.
Carmen, como una reina, acompañada de un exacto Paco Cortés (posiblemente uno de los mejores acompañantes al cante del panorama flamenco), hizo, como es su costumbre, de su recital una reunión en familia. Su sencillez y humildad hacen que su grandeza se duplique.
Quizá con las facultades más mermadas que en sus buenos tiempos, su carisma sin embargo va en aumento. Su cante es popular y admirado. Se ha convertido en la banda sonora de todo aficionado. y si no fuera porque en el flamenco no se lleva, sus letras serían coreadas por el respetable, por sus incondicionales.
En primer lugar, la linarense nos regala unos tangos de Granada que, con el soniquete Cortés, suenan de lujo. Posiblemente sea la única artista foránea que aborda por derecho estos sonidos sacromontanos.
Continúa siendo grande por cantiñas y se crece más si cabe en la soleá que, cuando se apola, queremos ver un nuevo guiño a la tierra, a la manera de Cobitos.
Unos acordes de guitarra le dan el tono para abordar Con tu voz, la toná que grabara en 2008 en su trabajo Raíces y alas. Capela que completa con seguiriyas.
Acaba con bulerías y, como regalo, con algunos fandangos.
Ana Mochón, acompañada por Antonio la Luz a la guitarra, ha abierto la velada como otra reina. Las alegrías con las que se presenta ya son una constante en sus apariciones. Su completo dominio sin embargo lo veremos en las granaínas, donde sube a voluntad, igual que se pasea por los bajos y por los medios que estremecen.
La milonga lorquiana (Baladilla de los tres ríos) adquiere un tempo incomprensiblemente lento. Pero las bulerías con las que acaba son un ejemplo de compás, largura y gracia, que acaban con los Alfileres de colores de Diego Carrasco, otra constante en su joven haber.
Juan Andrés está mejor que nunca (como siempre para sus seguidores), se ve que sus últimos golpes de suerte le estimulan.
*Ana Mochón en Radio Albolote (© José Luis Pérez Martínez).
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