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volandovengo

El perdón de los vencidos

Es cosa sabida que la historia la escriben los vencedores. Y los que la conocemos, en cierto modo, somos también de este mismo bando.
    Nosotros —los que hemos ganado— nos convertimos muchas veces en perdonavidas. A menudo, un ataque de misticismo y buena voluntad se apodera de nuestros corazones y amnistiamos a los pobres vencidos.
    Excarcelamos, de esta manera, en Semana Santa, a un delincuente reducido por la justicia. Un gobierno perdona a sus exiliados por causas políticas. Los países ricos condonan la deuda externa a las naciones que perdieron en el juego del capitalismo. La justicia inglesa liberó a Pinochet por dudosas cuestiones humanitarias...
    Pero el perdón más sentido. El más ejemplar y modélico, es el de la victoria. Muchos ganadores, reconocen sus pecados y piden excusas por ellos. Como la Iglesia, que a final de siglo (en el papado anterior), hizo un examen de conciencia y decidió disculparse con la humanidad, con los sacrificados, con los torturados, con los marginados, por los abusos cometidos —llamémosle así— en nombre de su Dios, para empezar el milenio limpio: una Iglesia inmaculada, como su madre.
    De esta forma, el Papa, en nombre de toda su comunidad pasada y presente, pidió perdón al resto del mundo. Se arrepiente de la inquisición y de las persecuciones religiosas. Pide excusas por su participación, o connivencia, en el holocausto nazi y por su odio ciego en las Cruzadas. Lo que aún queda pendiente, será porque España siempre viaja en el vagón de cola, es pedir clemencia por el partidismo, acaso violento, en la Guerra Civil.
    A veces, los vencidos, sin esperar —ni siquiera— desear las dispensas de sus opresores, los perdonan sinceramente. Así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, reza el Padrenuestro, y es punto de unión en todas las doctrinas.
    No es fácil perdonar a los que nos ofenden, a quienes nos roban, a los que incendian nuestra hacienda o matan a los nuestros. No es sencillo exonerar a quien se cruza con nosotros con malas artes, a quien nos apuñala por la espalda, a quien mancilla nuestro honor, a quien pisa nuestra cabeza.
    El checheno no perdona al ruso, ni el servio al albanokosovar. El israelita se la guarda al palestino y los hutus a los tutsis.
    El odio engendra odio y la violencia, violencia. Quien a hierro mata, a hierro muere. Somos humanos, demasiado humanos —como dijera Nietzche— y lobos para nosotros mismos —apostilló Hobbes—. Nos hemos estancado en la Ley del Talión, y si nos sacan un ojo, pedimos ojo, y si nos arrancan los dientes, exigimos dientes.
    Sin embargo, se me ocurre otro perdón. Y éste es el de los ganadores a su mismo equipo. El perdón por agregar a sus filas a seres apartidistas, por abonar el odio en corazones puros, por enrojecer los ojos de ira a los que sólo ven limpio el horizonte, por convencer a gente sencilla de ser los elegidos y obligarles, como poco, a ningunear a los que no son como ellos...
    Por ejemplo, se me ocurre, que al pedir perdón a los perseguidos, habría que pedirle también a los perseguidores. Cuando la Iglesia se disculpa ante los sarracenos por las Cruzadas, tendría que arrepentirse también ante los cruzados por haberles hecho sacrificar su vida en nombre de su ciega religión. Es sacar la paja de los ojos ajenos, pero también extirpar un poquito de viga en los propios.

4 comentarios

volandovengo -

Razón tienes bucanero. ¿No es mejor el borrón y la recompensa que la disculpa en palacio?
Alguna vez me han concedidoo un diploma o trofeo, y siempre he pensado que en vez de medalla o papelito acreditativo, me podían invitar a cenar o dar pase para un concierto puntero.

bucanero -

nada de perdones...a lo hecho pecho, que después hay elementos que abusan de las bondades de la disculpa y vuelven a las andadas a la mínima de cambio. Un abrazo apañero

volandovengo -

No sé de quien es el libro, pero hay algunos sobre perdedores y vencidos. Por ejemplo, es muy ilustrativo, \"Las cruzadas desde el punto de vista de los árabes\" de Amin Maalouf.

Hueso -

Por eso tengo muchas ganas de leerese libro sobre la Historia desde el Punto de vista de los perdedores que acaba de sacar ¿Fernando de Cortázar?