Blogia
volandovengo

La Pena de Muerte

La Pena de Muerte

Ayer, 10 de octubre, fue el día mundial en contra de la pena de muerte (esa institución bárbara que se emplea cuando faltan argumentos). O sea, es como el día de la bicicleta o el día sin humo, nadie coge el coche y se procura fumar menos. Hoy no se mata. Me temo que quien mata seguirá su calendario de ejecuciones y quien no mata quizá se manifieste en contra de esta aberración contranatura (y dejemos la sodomía en paz).

Este año, la abolición contra la pena capital (y, de paso, la tortura) se centra en el continente africano. Aunque no todos matan. De 53 estados que hay en el continente, han abolido la pena capital, unos 13 (incluyendo a Liberia, que se apeó del tranvía de la muerte el año pasado, y Senegal, que dejó de matar en 2004). De los 40 que nos quedan, unos 20 recogen la pena de muerte en sus leyes, pero no la practican (es como el cristiano que no va a misa).

Pero, por desgracia, no sólo África. La muerte no tiene color. En Estados Unidos (no todos los Estados) desde 1976 llevan mil asesinatos políticamente correctos; en China, que junto con Irán y Vietnam superan en muertes oficiales al imperio americano, el terrorismo de estado está a la orden del día, y se ejecuta con un tiro a la cabeza; Singapur, que presume de ser el país más limpio del mundo (hasta está prohibido el chicle), tiene las manos manchadas de sangre...

Lo peor es quien se plantea reforzar esta pena, como nuestro querido Perú. O quien se plantea establecerla, como Polonia. Sí, en la Europa de euribor, hay países cangrejo que empiezan a recordar que la letra con sangre entra y que el enemigo bueno es el enemigo muerto y que muerto el perro se acabó la rabia...

No nos colguemos medallas, sin embargo, por lo buenos que somos. No matamos pero hacemos la puñeta. Miguel Gila contaba de aquel país tan pobre que no tenía ejército, no tenía carros de combate; utiliza un Fiat 600 con un enano dentro, que en vez de disparar insulta, que no mata pero desmoraliza. Los "crímenes" de estado, las presiones, el desequilibro social, el paro... son otro tipo de penas últimas y, a veces, sin solución (¿porque no interesa?).

Es la muerte en vida. El muero porque no muero de Santa Teresa. Los cuentos de mi hijo están plagados de brujas que envenenan a princesas que caen en un sueño eterno hasta que el príncipe azul le da un beso de amor en la mejilla. (Menos algunos que el beso se lo da una princesa a una rana para que se convierta en buen mozo, hijo de rey casadero (el hijo, no el rey), (Serrat proponía lo contrario, que si la bella besaba al príncipe, éste se trocaba en batracio).

¿Dónde estará nuestro príncipe azul? ¿Donde nuestro elefante rosa?

* Tenía un primer plano de ejecución asiática con disparo en la nuca, pero me ha parecido muy fuerte para verla cada vez que abro el blog.

3 comentarios

Bahú Bamba Lelë -

Me ha encantado la verdad. Y aunque los números siempre son números ma servío bastante el resumen que haces sobre países y paisuicidas y matapersonas, y retrógados insensatos que parece que se están poniendo de moda again. El problema es que hoy en día es da tanta rabiabsurda que te sentencien a pena de muerte como que te echen de gran hermano.

Hueso -

Fantástico post. A veces es necesario recordar esas verdades que nos duelen cuando nos las plantan delante de la cara.

joven llanos -

Si yo abiyelara er mando
Que Undebé le dio a la muerte
Yo quitara d'este mundo
Ar que m'estorba er quererte.
(Bonito, pero sólo para poesía y cante)

Nota tomada del libro: "El léxico caló en el lenguaje flamenco" del Profesor Don Miguel Ropero Núñez. Universidad de Sevilla)