Violencia de género
Un niño le pregunta a su madre: "Mamá, ¿papá esta en la Gloria?". La madre lo corrige: "No, papá está en el Cielo, en la Gloria estoy yo".
Puede que antes el único recurso que tuviera una mujer de librarse de un hombre, de salir del infierno, fuera esperar a que se muriese, a que desapareciera de su vida (la lenta venganza árabe).
Las cosas, por suerte han cambiado (¿no para todas/os?) y tienen que seguir cambiando (¿no para todas/os?). Pero el avance hasta la igualdad, la "liberación" de la mujer, no la hemos asimilado. Una mujer, que antiguamente formaba posesión del hombre en el mismo plano que su montura o sus armas (o ligeramente por debajo), es difícil mirarla ahora directamente a los ojos, es inconcebible que quiera dejarnos, es impensable que sea independiente y no sea una puta.
Esta bien que las mujeres tengan alma (no hace tanto que la iglesia así lo consideró), esta bien que las mujeres trabajen (con el paro que nos corroe), está bien que las mujeres conduzcan (con el parque móvil tan desmesurado que embotetella nuestras ciudades), esta bien que las mujeres voten (un logro relativamente reciente), (y no en todos los países y no en todas las sociedades y no en todas las casas), pero que las mujeres se divorcien sin nuestro permiso, que a "nuestra" chica le guste otro hombre (o una mujer) o que tenga un amante o que sea promiscua... eso ya es pasarse.
El hombre, en su infantilismo permanente, en su primitivismo irremediable, ejerce la Ley de la Selva (que a veces es la única que conoce y respeta) y decide cortar por lo sano, acabar con el problema de raíz y en su lógica salvaje se impone: "si no es mía no es de nadie" o "la maté porque era mía" o "ella se lo ha buscado" o "lo hago por su bien"...
Convirtiéndose así, en vez de en violencia de género, en violencia de número. Pues, si no me equivoco, van más de cincuenta asesinadas en manos de sus supuestas parejas en este año, al que le quedan aún dos meses y medio para que termine (¿y empezamos otra cuenta?). Una debacle. Es Guerra Civil, como dijo Miguel de Cervantes ante la persecución de los gitanos y que les cortaran las orejas y que los condenaran a galeras.
Algunos deciden quitarse de enmedio, a veces lamentablemente sin éxito, despues de haber acabado con su enamorada (¿?). Antiguamente se conocía como crimen pasional y, si no estaba bien visto, era al menos romántico. Hoy da náuseas.
Violencia doméstica la llaman, aunque de doméstico nada tiene. Son asesinatos puros y duros de gente desequilibrada, de mediohombres que no entienden que su libertad acaba donde comienza la de los demás, la de su compañera.
* ILUSTRACIÓN: Fragmento del cartel "La guardia civil del medio rural ante el maltrato a las mujeres". Dirección General de la Mujer (Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades). Junta de Castilla y León, 2004.
3 comentarios
Bebe...toma aire,,,y respira!!! -
volandovengo -
Pepo -