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volandovengo

Contenedores llenos

Contenedores llenos

Todos somos culpables de la finitud de la tierra. Desde antiguo se sabe que la tierra no es eterna. Que llegará el día que desaparezca, y con ella nuestras hipotecas. Pero tendrán que pasar miles de años, para que suceda. Tan sólo estamos precipitando la caída, el punto y final de nuestro Planeta Azul.

La tierra, como tal, desaparecerá. El hombre seguramente no. Bicho malo nunca muere, podíamos pensar. ¿El futuro del hombre estará en las estrellas? ¿Estaremos destinados a vivir con escafandra, como si todos fuéramos motoristas?

Más de una vez me habéis oído ese proverbio masai que dice: La tierra no es un regalo de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos. Ahora leo en las Églogas de Virgilio: Que tus nietos disfruten de los frutos de tus árboles o Cárpeant tua poma nepotes, en latín, que es como más enigmático.

Y qué hacemos nosotros. Poco. La mayoría nada. ¿Cómo vamos a cuidar la tierra, si hay cosas más importantes que hacer, como sobrevivir lo mejor posible cada día? ¿Cómo no vamos a contaminar si la limpieza acarrea demasiadas pérdidas? ¿Cómo vamos a cuidar un medio ambiente que agoniza irremediablemente, pero que su fin no lo veremos, ni nuestros hijos, ni los hijos de nuestros hijos? ¿Cómo preocuparnos de la bomba que cayó, cantaba Silvio, a mil kilómetros del ropero y del refrigerador?

Mi casa acumula desperdicios (un extraño síndrome de Diógenes), hasta que hacemos limpieza. Las bolsas de papel, las de vidrio, las de envases, el cajón de las pilas gastadas, la botella con aceite usado... se amontonan en la cochera hasta que las llevo con mi niño al punto de reciclaje más cercano (a unos 60 o 70 metros). Juan, más contento que una pandereta, les va diciendo a todos los vecinos que él lleva el cristal, por ejemplo, que le gusta estrellarlo por el agujero de la bombona verde.

Pero una vez más los contenedores están llenos y la basura se esparce a su alrededor y en su cubierta (cuando el reciclado no está en su continente es sencillamente basura). Así que nos deshacemos de lo que podemos y el resto lo devolvemos a casa. A ver si la próxima vez tenemos suerte. ¿O quizás es que en verano no hace falta reciclar?

* He introducido, a la derecha de este blog, un juguetillo de Google, que es capaz de leernos el texto que le pidamos. Probadlo, es divertido.

3 comentarios

volandovengo -

Has sido rápida en contestar, mon dieu. ¿Probaste el lector de voz, a la derecha?

con patines -

La cantidad de cosas que acumulamos, y compramos que no necesitamos... si realmente podemos vivir con muchas menos cosas, y con mas calor humano ¿donde empezó el error?. Suerte la proxima vez

Besos

con patines -

No, como has visto he contestado muy rápido, pero ahora si, es raro peo útil, que alguien lea por ti, quizá le falta vida al texto ¿no crees? parece que dice su tabaco gracias.

Besillos