A la democracia
Bebí en la boca abierta
de tus proposiciones,
sin atender siquiera
a cubrirme la espalda.
Cerré entonces los ojos
y me confié sumiso
aunque sin conocerte
sólo de aquella noche
o de una solapada
lectura en el deseo.
Caminé sin pensarlo
a través de tu sombra alegre
anhelando con esperanza
las luces del mañana.
Acaso, pienso, y creo,
que, sin embargo, ahora
no eres más cierta
que aquella inquieta pesadilla.
* De "El que come en medio pasa la sal"
2 comentarios
volandovengo -
susana -