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Cierren la puerta al salir

Cierren la puerta al salir

Flamenco viene del Sur

Es inadmisible a estas alturas, en un teatro como el Alhambra, en el ciclo Flamenco viene del Sur, avalado por la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco, que nos encontremos problemas de sonido de tal densidad. En el espectáculo “Puertas adentro” de Antonio El Pipa, que abrió el festival este lunes, si no crujían los micrófonos estaban mudos. Incluso estalló un foco. No vaya a ser, como decía mi colega José Manuel Rojas, que fuera por bailar peteneras al comienzo de la función. Las tablas, por otro lado, del Pipa y los suyos, solventaron con estoicismo estos problemas.

Con una idea original, el poema de Miguel Hernández, “Llego con tres heridas”; con un argumento conseguido, el mundo interior, las puertas adentro, la muerte, la vida, el amor; y con un armazón importante, la música de José Luis Montón y los protagonistas de la Compañía, la obra en su conjunto fue poco más que una raya en el agua.

Antonio El Pipa, como protagonista absoluto, como reysol, se repetía continuamente, a pesar del cambio con otros de sus montajes, donde sobresalía el baile de pies. Se le veía pretencioso y pretendido, cuando menos histriónico, con un baile más humilde, pero verdadero y arriesgado, habría cumplido las expectativas. Antonio domina la técnica y tiene compás, pero busca el aplauso y la empatía donde no tiene razón de ser. Algunos problemas anacrónicos, por otra parte, siembran la escena (a no ser que la obra se sitúe en los cuarenta o cincuenta, que no creo). Aciertos, por otro lado, hay muchos, y justo es reconocerlos y mencionarlos. Mientras la primera parte, “La muerte” se pierde entre tópicos simbolistas, la segunda, “La vida”, tiene momentos para descubrirse. Destaca en un primer momento la seguiriya, cantada por Juana la del Pipa, rematada por cabales, o el zapateado del jerezano alternándose con la guitarra en las primeras bulerías. Y, a continuación, quizá lo mejor de la noche, las nanas por tangos que canta María y las guajiras que baila la dulce Macarena Ramírez y que entona Enrique El Extremeño o una grabación de Tío Borrico, que bailan Antonio y el niño, de diez o doce años, Christian de los Reyes, aunque a veces resulte fuera de lugar.

La tercera herida, “El amor”, es un continuo de bulerías, atravesadas por esa sublime soleá de la matriarca Juana. La historia termina de blanco y rojo, con una fiesta jerezana llena de esperanza, donde todos prometen, pero sólo son la sombra alargada de Antonio El Pipa.

Las “Puertas adentro” son las emociones de este bailaor tras la muerte de su madre, el nacimiento de su segundo hijo y el triunfo definitivo del amor como the end.

Cierren la puerta al salir, Gracias.

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