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“Todo discípulo es continuador del legado de su maestro”

“Todo discípulo es continuador del legado de su maestro”

  ¡Pobre del discípulo que no deja atrás a su maestro!
(‘Aforismos’, Leonardo da Vinci)

David Carmona, pertenece a una familia granadina de etnia gitana, en la que el flamenco constituye su natural medio de expresión, manifestándose en situaciones cotidianas y en los acontecimientos más importantes e íntimos de la vida familiar.

Se trata de la dinastía de los Fernández de Íllora, a la que pertenecen el guitarrista Guillermo Fernández y los cantaores Evangelino Fernández ‘El Rubio’, José de Íllora, Isabel Fernández, Carmela Fernández o, ya en un ámbito más profesional ‘Morenito de Íllora, ‘El Moreno’ (padre de Diego ‘El Cigala’) y el más antiguo de todos Ramón de Loja.

David comenzó con siete años a tocar la guitarra; con doce grabó su primer disco, Tratante (Hispamusic, 1997), como resultado de un premio en el programa de Canal Sur “Veo-Veo”, presentado por Teresa Rabal, en el que estuvo acompañado por cantaores de primera línea (Juana la del Revuelo, Potito, Nene de Santa Fe…).

Su presencia musical en peñas, festivales y concursos ha sido siempre destacada. En 2002 actuó en el ciclo “Los veranos del Corral” y en 2003 en el Festival Internacional de Música y Danza de Granada. Después de una densa trayectoria, en 2009 gana el XXIII Certamen Internacional de Guitarra Flamenca en Concierto de Jerez, en el Teatro Villamarta, organizado por la Peña Flamenca Los Cernícalos y el Premio Música Original para Danza en el XVIII Certamen de Coreografía de Danza Española y Flamenco de Madrid.

En estos años ha prestado su guitarra para el cante de Esperanza Fernández, Diego ‘El Cigala’, Antonio Campos o ‘Morenito de Íllora’ y a bailaores como Antonio Canales, Fuensanta ‘La Moneta’ o Patricia Guerrero.

Desde 2005 forma parte del grupo de Manolo Sanlúcar como segundo guitarrista, quien dice de él que es mi hijo adoptivo, mi único heredero, es el referente del futuro en la guitarra.

A raíz de su participación en la próxima Bienal de Flamenco de Sevilla, con 25 años cumplidos, nos concede esta larga entrevista.

Llevas tocando la guitarra desde los siete años. Es como si hubieras nacido con ella. ¿Crees que es necesaria tal precocidad para ser un buen instrumentista? Es favorable, desde luego, pues a lo largo de los años te vas haciendo con el instrumento, tu técnica va creciendo. Pero ha habido guitarristas y compositores que sin embargo  han comenzado a una edad más avanzada y han logrado alcanzar lo máximo. Pero por lo general la precocidad ayuda.

Desde el premio “Veo-veo” y la grabación del disco, con sólo 12 años, tanto la crítica como el público te han tratado de niño prodigio. ¿Qué tiene de verdad esta afirmación? No soy consciente de que me llamaran niño prodigio. De cualquier forma no creo que lo haya sido. He sido siempre responsable. Desde que era chico le he dedicado muchas horas. Más que prodigio lo mío ha sido trabajo y constancia.

¿Cuántas horas le dedicas al día a la guitarra? Ahora mismo, desde hace unos cinco años, le dedico muchísimas horas diarias. Antes, como es lógico, con los estudios y todo eso, empleaba menos tiempo.

¿Prefieres la peña y el cuartito o el gran formato del festival o del teatro? Nunca me lo he planteado. Me gusta tocar en cualquier sitio donde haya silencio y respeto. En realidad me da igual cualquier tipo de escenario. Si el público responde como es debido.

¿A simple vista pareces tímido? ¿Te trasformas en el escenario? Bueno, la guitarra es el medio por el que me manifiesto, es mi lenguaje. Con ella me siento seguro.

En una entrevista que te hizo Miguel Ángel González, cuando tenías 13 años, reconociste que lo que te gustaba era acompañar al cante. ¿Sigues con la misma idea o te sientes más cómodo tocando como concertista? A mí en realidad me gustan las tres cosas. Últimamente me he dedicado bastante al baile. También me encanta acompañar al cante. La guitarra de concierto es donde uno puede desarrollar más ampliamente sus ideas. Creo que las tres cosas son complementarias.

Dices que últimamente acompañas a bailaoras y bailaores. ¿Qué valores encuentras formando parte de un cuadro de baile? Con el baile se fomenta el sentido del ritmo. La capacidad rítmica del individuo como mejor se desarrolla es acompañando a una bailaora o a un bailaor, en el tablao o en el escenario. Acompañando al cante lo que se perfecciona es el concepto armónico. Lo importante es saber recoger el espíritu de cada género. Porque es en el cante donde está todo. Donde todo se concentra. El carácter de cada uno de nuestros géneros se desarrolla en el cante.

Has acompañado a grandes cantaores: Esperanza Fernández, Diego El Cigala, Antonio Campos, Morenito de Íllora… ¿Hay diferencia en la manera de tocar? ¿Te sientes mejor con unos que con otros? No es lo mismo acompañar a un cantaor más tradicional, como Agujetas por ejemplo, que acompañar a otro contemporáneo, con el que puedes proponer un concepto armónico más desarrollado. Incluso él lo agradece. Me gusta acompañar a todo tipo de cantaores. Me siento igual arropando al más viejo y añejo que al más joven y vanguardista.

En el año 2000, con 15 años, representas a la Federación de Peñas Granadinas en la Feria Mundial del Flamenco; en 2002 presentas Suenan los Bordones en el “Corral del Carbón”; en 2003 participas en el Festival Internacional de Música y Danza de Granada, desde 2005 acompañas a Manolo Sanlúcar, en 2009 ganas el Certamen de Jerez… ¿Te da vértigo esta carrera? No, al contrario. Todos los logros me han dado ánimos para seguir trabajando, para seguir tomándome la guitarra en serio y no dejarla en un segundo plano. He ido consiguiendo cosas importantes, lo que me ha motivado, pero a la vez me ha impuesto una gran responsabilidad.

¿Cómo fue la historia con Manolo Sanlúcar? La relación con Manolo no es de ahora. Fui por primera vez a uno de sus cursos a los 13 años, cogido de la mano de mi padre, que fue quien me llevó. Después fui otros dos años más y después hice otro curso intensivo en Sanlúcar. Hasta el año 2005, que ya me quedé solo con él, como en otro tiempo se quedó Vicente Amigo, Juan Carlos Romero o Riqueni. Ya no era en plan de curso, sino que me quedaba allí en su casa, con otra disciplina donde trabajábamos todo lo relacionado con la guitarra flamenca, la composición, etc.

¿Te ha corregido muchos vicios? Me corrigió y continúa haciéndolo desde el punto de vista técnico hasta el musical, el concepto de ver la música, analizarla, diferenciar los diferentes caracteres de los géneros… (cada género tiene un carácter, un espíritu). En general, me ha enseñado y sigue enseñándome todo lo relacionado con la composición y las cuestiones que debe tener en cuenta un compositor. De esta labor podríamos hablar días (risas). Todo lo que aprendo con Manolo intento plasmarlo en los temas que compongo y, como es lógico, él me ayuda en su elaboración.

¿Te sientes sucesor de Manolo, como él ha dicho? Todo discípulo de un maestro, al recoger sus enseñanzas y su herencia, de alguna manera es continuador de su legado. Y, si pudiera ser, tendría que dar un paso más. Uno va desarrollándose y después vienen las generaciones de atrás y avanzan un poco más de donde su maestro lo había dejado. De todas formas, me siento muy honrado. Es al mismo tiempo un honor y una responsabilidad.

¿Qué admiras en él? Pues su genialidad, su música, talento, su creatividad y conocimientos musicales y además su manera de enseñar, ayudarte y de explicarte las cosas para que no te lleves a casa ninguna duda. Manolo, junto con Paco de Lucía, ha revolucionado la guitarra flamenca llevándola a lo más alto.

Manolo no sólo te apadrina en la guitarra, sino que insiste en una formación cultural completa (arte, literatura, pintura…). ¿Cómo entiendes este aprendizaje? Manolo es el artista, el compositor, el filósofo, el intelectual del flamenco en sí. Él siempre habla de que la música es una disciplina que interactúa, porque en realidad sólo existe un arte, el Arte con mayúsculas, donde la música se entrelaza con la poesía, con la pintura, con la filosofía… sólo que el artista suele desarrollar una de ellas, pero en realidad todo es un Arte único, una sola expresión artística.

El pasado año, en El País, le preguntaron a Manolo Sanlúcar qué opinaba sobre la fusión en el flamenco, él se reía diciendo que eso no era nada nuevo, que el flamenco es mestizo desde su nacimiento, es un crisol de culturas. ¿Tú qué opinas de esto? ¿Te ha sabido trasmitir el maestro esta idea de universalidad en la música flamenca? Esta idea es palpable. Podemos decir que armónicamente somos de Occidente y melódicamente venimos de Oriente. Por lo tanto ahí ya hay dos mundos que se entrelazan. De hecho, músicos de todas las corrientes han valorado el flamenco como una de las músicas más ricas. En esto podemos apreciar la magnitud de la cultura que tenemos.

Este verano participas en la Bienal de Sevilla, ¿las composiciones serán tuyas? Todos los títulos están compuestos por mí, aunque Manolo, como ya he dicho, me ha ayudado en la elaboración de los temas y ha supervisado continuamente todo el trabajo. Quisiera llevar siete temas a la Bienal, de los cuales tengo cinco cerrados. Son cuatro temas más tradicionales donde hago taranta, solea, bulerías, alegrías, pero bajo una mirada más actual, y tres más vanguardistas, sobre todo un tema con ritmo de tangos que he compuesto, y que se desarrolla en el sistema “mixolidio” (así lo llama Manolo, refiriéndose a la escala mixolidia griega, reflejado en su disco Locura de brisa y trino), que abre muchas puertas a la guitarra flamenca. Yo he partido de este sistema para componer este tema. Dos de estos temas llevarán cante, para lo cual estoy leyendo poesía en general, de la Generación del 27, (Lorca, Alberti, Cernuda...), Machado, Miguel Hernández, Juan Ramón Jiménez, San Juan de la Cruz, Bécquer...

¿Cuáles son tus referentes aparte de Sanlúcar? Cuando tengo dudas sobre si estoy recogiendo el espíritu, el carácter del género flamenco que estoy tratando, sobre todo acudo a los antiguos, a los primeros maestros: Ramón Montoya, Sabicas, Ricardo, Miguel Borrull, Mechor de Marchena... En el cante me pongo a escuchar a Manuel Torre, Chacón, ‘La Niña de los Peines’, Tomás, Vallejo, Marchena, Mairena, Caracol...

¿Tradición o vanguardia? Me acojo a esa frase que utiliza Manolo muy significativa: “mitad tallo, mitad paloma”. Debemos recoger los cimientos de la tradición para así poder volar. Manolo también me dice unos versos de Machado: “No te puedes deshacer de aquello que no posees”. Un poquito es eso. Debes de conocer la tradición para poder salirte de ella.

Ahora te llueven las actuaciones tanto en solitario, como con Manolo, o para acompañar al cante y al baile. ¿Tu vida está enfocada definitivamente al mundo de la guitarra? Se me presentan dudas, porque es un mundo muy difícil y muy complejo, sobre todo si escoges el camino de la composición. Es un camino que tiene bastante de renuncia.

También hay mucha competencia… Yo no considero la competencia de los demás, sino la competencia de uno mismo. Si compites con los demás nunca vas a llegar a nada. Debes ser tú el mejor  juez, el mayor crítico contigo mismo.

¿Cómo te definirías con la guitarra? No sabría definir mi música, ya que la música es difícil de explicar con palabras. Lo que si puedo decirte es que trato de encontrar gestos o comportamientos que sean de interés. Alguna vez los hallo y otras veces no. Por lo tanto debo de seguir buscando.

¿Te has planteado un próximo disco? De momento no. A ver si acabo con estos siete temas y si surge… Manolo siempre me ha dicho de meternos en su estudio y grabar, pero ahora mismo no. Paso a paso.

¿Qué más proyectos tienes a la vista aparte de la Bienal? Con Manolo Sanlúcar tenemos galas este verano. También acompañaré a Esperanza Fernández en la misma Bienal y, si va bien lo de la composición, podría plantearme grabar… También me gustaría meterme en la composición para orquesta, un camino que desarrolló Manolo en Aljibe, Medea u Ocho monumentos, que pude estrenar con él.

¿Cómo es David sin su guitarra, con su familia, con sus amigos…? Me considero un joven normal, que se ha marcado objetivos a largo plazo y con grandes ilusiones en el futuro. Con mi familia muy bien, puesto que ellos me ayudan en todo momento. Con mis amigos trato de pasarlo bien cuando estoy con ellos.

* David Carmona en El Tesorillo, Almúñecar (© Nono Guirado).

4 comentarios

volandovengo -

Encantado, Susana. Y seguro que David también lo estará. Dentro de unos años seguiremos oyendo hablar de él pero desde la altura.

susana -

Este, con tu permiso, me lo llevo para clase, que les interesa el tema, ya sabes, y yo no tengo ni idea.
Gracias y un beso

volandovengo -

Sí, Liana, a pesar de ser tan joven, tiene las ideas muy claras y la necesidad de seguir creciendo.

Liana Dellacor -

Jorge,
Jamás he “oído” una frase más complexa que traduzca todo mi pensamiento sobre el mundo y sobre el trabajo:

"Si compites con los demás nunca vas a llegar a nada".

¡Gracias por compartir eso!

Liana.