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La sangre en el piano

La sangre en el piano

31 Festival de Jazz de Granada

Dos pinceladas flamencas tiene el Festival de Jazz de este año y las dos llegan a través de las teclas del piano. La primera de ellas, la pudimos ver este lunes en el Teatro Isidoro Máiquez de CajaGranada. Se trata de “Diego Amador Trío”. Un conjunto, compuesto para la ocasión, que sonó más flamenco que jazzístico, salvo gloriosos momentos. Y es que la tradición y la dimensión flamenca de Diego se impone en su vuelo, vertiendo su sangre en el piano.

El siguiente brochazo flamenco será Piano Ibérico de Chano Domínguez, el sábado 20 en el Teatro Municipal Isabel La Católica. Estará acompañado de Joaquín Grilo, al baile; Manu Masaedo, a la percusión; y Blas Córdoba, al cante.

El Diálogo del Amargo, versión romance camaroniano, abrió el concierto. Su voz equilibrada, con ese aguardiente gitano lleno de pellizco, decide la tónica de la noche, que va alternando temas cantados con otros exclusivamente musicales.

Los tanguillos y las alegrías se imbrican con efectivas bulerías que, al pasar el tiempo, se alejan más del flamenco, dándole un amplio margen a la improvisación. Los finales están bien definidos.

Estas bulerías, a los postres, hacen guiños evidentes a Chick Corea y al maestro Paco de Lucía, que incluso sale a relucir en una de sus letras.

El granadino Julián Heredia, al bajo eléctrico, se gana un puesto honorable junto a Amador. Sus solos, de buena factura, suenan muy flamencos, a pesar del instrumento tan heterodoxo que porta. Aunque, en los temas libres, le falta algo de espontaneidad.

El baterista mexicano Israel Varela fue creciendo por momentos, dando una lección de energía y eficacia en los solos, sobresaliendo más con las baquetas convencionales que con las escobillas.

Entre tanta fiesta, un poquito por levante, que interpreta el pianista a solas es bastante agradecido. Al igual que las soleares, que encierran una sorpresa, el baile imprevisto y definitivo de Fuensanta La Moneta, que veremos también en el bis final, cuando Diego baquetea el interior del piano, creando un improvisado diálogo con la batería (quizás demasiado largo).

(Diego participó como invitado de excepción en la muestra de La Moneta en la Bienal de Sevilla, ahora la bailaora le devuelve el favor.)

Cómo se mueve esta granadina, cómo marca, con esa fuerza y delicadeza únicas. Una danza redonda, sólo perturbada por un suelo irregularmente sonorizado y el cruce fuera de compás del percusionista.

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