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volandovengo

Galatea y Pigmalión

Galatea y Pigmalión

En un pozo chico comienza con una cita de Savater que dice: “Demasiado cuento para que me salgan las cuentas”.

Está dividido en dos partes casi arbitrarias: “Los hombres” y “El pozo”. Dos segmentos convencionales, que participan el uno del otro; si bien “Los hombres” tienen, lo que podíamos llamar, un nombre propio; “El pozo” por su parte reúne cuentos algo más existencialistas y sin protagonismo definido.

El porqué del título es una buena pregunta. Surgió del zorongo gitano recogido por García Lorca, que define la luna como un pozo chico.

Quise introducirme en esa sima tan familiar como distante, ofreciendo cuentos de muy corta extensión pero con vocación de profundidad y pensamiento.

Sigo exponiendo en este blog, quizá repetidos, alguno de sus textos, como esta revisión tan soñada como tangible del mito de Galatea y Pigmalión:

Pigmalión jugaba al fútbol en un modesto equipo de provincias. Galatea acudía al estadio para verlo entrenar. No adivinaba hasta qué punto estaba enamorada. En realidad no sabía a ciencia cierta qué era el amor. ¿Un continuo goteo que va llenando una vasija interminable? Pero ella no conocía estos versos ni cualquier otra aproximación a la teoría del sentimiento. Cuando más le gustaba era después del entrenamiento, cuando se aproximaba a ella, se despojaba de la camiseta y, con el torso bañado en plata, la besaba suave. Pidió al cielo que ese momento fuera eterno. Rogó a la diosa que congelara el instante sublime de aquel beso. Ahora Pigmalión es una bella figura de mármol blanco que se asoma a la alberca del jardín donde Galatea eterna sueña el amor.

3 comentarios

volandovengo -

Ya está en TransBooks, a quien le debo tanto...

Con patines -

has vuelto... bien :)

JESÚS CANO -

Estupendo y delicado apunte y mejor microrelato. Te invito a que lo cuelgues en el FB de Transbooks.