Cosas de la luna
Leo el poema No niño novo do vento de Álvaro Cunqueiro, en Cantiga nova que se chama Riveira (‘Cantiga nueva que se llama Rivera’):
No niño novo do vento
hai unha pomba dourada,
meu amigo!
Quén poidera namorala!
Canta ao luar e ao mencer
en frauta de verde olivo.
Quén poidera namorala,
meu amigo!
Ten áers de frol recente,
cousas de recén casada,
meu amigo!
Quén poidera namorala!
Tamén ten sombra de sombra
e andar primeiro de río.
Quén poidera namorala,
meu amigo!
Traducido (‘En el nido nuevo del viento’), así queda:
En el nido nuevo del viento
hay una paloma de oro,
¡mi amigo!
¡Quién pudiera enamorarla!
Canta a la luz de la luna y al alba
en flauta de verde olivo.
¡Quién pudiera enamorarla,
mi amigo!
Tiene aires de flor reciente,
cosas de recién casada,
¡mi amigo!
¡Quién pudiera enamorarla!
También tiene sombra de sombra
y andar primero de río.
¡Quién pudiera enamorarla,
mi amigo!
La palabra Luar, que transcribo como ‘luz de luna’, el mismo Cunqueiro, a pie de página, anota: que “es una palabra de complicada traducción. Equivale a una serie de efectos ambientales que produce la luz clara de la luna”.
Ya en Castelao podíamos leer: o luar vai entrando, que interpretamos como ‘entrar en el claro de la luna’.
(Llegados a este punto no puedo más que acordarme de la canción Luz de luna del autor mexicano Álvaro Carrillo, cantada como nadie por Chavela Vargas y adaptada para el flamenco por El Cabrero.)
Borges, en el cuento Tlön, Uqbar, Orbis Tertius, de El jardín de senderos que se bifurcan (1941), propone los verbos lunecer o lunar, que traduce como ‘salir la luna’. Verbos bellísimos que, sin embargo, el Diccionario de la Real Academia no recoge, aunque sí lunear, empleado en Mexico, con el significado de ‘ir de caza, de pesca o de paseo cuando hay luna’.
Corominas (Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico) se acerca al concepto gallego portugués derivando de esta raíz lunación y lunado: ‘claro de luna’ y ‘luz de la luna’ respectivamente. De igual manera comenta más adelante las palabras lunario y lunático: “así llamado porque su dolencia se atribuye a un mal influjo de la luna”, al que Nebrija llamó alunado.
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volandovengo -
Rossy -
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