Tres años sin Enrique
No quiero dramatizar ni me apetece meterme en detalles escabrosos de su ‘mala muerte’, pero hoy se cumplen tres años desde que desapareció el maestro Enrique Morente.
Maestro puesto a conciencia, pues sin querer, sin darle importancia, nos enseñaba continuamente, a sus hijos, a sus amigos, a los más distantes y hasta a sus detractores. Nos enseñaba y sigue dándonos lecciones desde sus discos y declaraciones, desde sus anécdotas y el recuerdo. Porque Enrique era un hombre grande en todos los sentidos. Porque la mayor característica de la grandeza es la humildad. Y humilde era como pocos. Tan sólo verlo tratar con la gente por igual sin atender a su condición, tan sólo verlo con el chándal guardando cola para comprar el pan en la plaza Mariana Pineda, tan sólo verlo conducir en ese coche más pequeño que él, tan sólo asomarse a los bares de madrugada con doce o trece y decir si podían tomarse una copa, tan sólo ir de gira y contar en su cuadro con los más necesitados, tan sólo verlo escuchando a cualquier flamenco, a cualquier músico, a cualquier artista y tomar nota de ello, tan sólo el cantar de forma altruista por una buena causa, tan sólo el intento de colaborar con todos en la grabación de sus discos, tan sólo en la estela tan grande de dolor y admiración que ha dejado, que son miles de seguidores por todo el mundo, que son miles de aficionados que se han acercado al flamenco por él.
Lo recuerdo constantemente y su trabajo es mi música de cabecera, como de libros tengo a Cunqueiro o a Borges. Pero lo recuerdo con alegría, no porque se haya ido, sino porque lo he conocido, porque nos ha dejado un gran legado, como músico y como persona, porque cuando dos o más hablamos sobre él nos parece que estuviera presente, que en un momento dado iba a aparecer por una esquina, con su sonrisa permanente que achica aún más sus ojos y con su pelo rebelde.
Algunas fotos y detalles guardo de Morente entre mis cosas, pero he querido poner la entrada al Primer Concurso Flamenco de Maracena, con él como artista invitado. Tiene mil años. Mi flaca memoria no alcanza a decir la fecha exacta (si alguien que me lea la sabe, rogaría que me la dijera), aunque no sería difícil averiguarlo. Quiero llamar la atención en dos detalles. El primero es que es la entrada número uno (0001). Llegué a la taquilla con tiempo necesario para ocupar el primer lugar y poder escuchar al maestro. Todavía no me ocupaba del flamenco y ni por asomo pensaba que iba a ser crítico o algo parecido. En segundo lugar, derivado del primero, es que como es la entrada número uno (0001) pedí que no me la rasgaran para conservarla de esta guisa.
Ya sé que no es suficiente, pero este es mi pequeño homenaje.
2 comentarios
volandovengo -
Miguel -
Gracias por guardar esa entrada y dejarmela ver hoy, me ha emocionado y traido a la memoria momentos de mucha ilusión en mi contacto con el flamenco y el maestro.