Una bailaora todoterreno
Semana de Japón en Granada
Ya no nos sorprende nada en Fuensanta ‘la Moneta’. La hemos visto crecer desde que en los años 90 derrochara sus primeras energías en las cuevas del Sacromonte, desde que en 2003, con 19 años, ganara El Desplante en el Festival de Las Minas de La Unión, desde que en 2006 debutara en el cine andaluz (Por qué se frotan las patitas), desde que en 2009 jugara con lo contemporáneo con Rafael Estévez, desde que en 2011 acompañara a Mauricio Sotelo en Ámsterdam con una orquesta detrás, desde que este mismo año bailara sin fin en el mercado y en las calles de Granada…
Ahora, ayer lunes, la vemos colorear a un grupo de tambores tradicionales japoneses en la inauguración de la semana de Japón en Granada, para celebrar los 400 años de relaciones hispano-japonesas.
Después de las obligadas palabras formales por parte de los organizadores y promotores principales; después de un recital de piano (Ángel Conde) sobre obras de un compositor japonés; y después de un intérprete de shamisen (Miyomasa Kineya); llegó el turno del Grupo Seiwa Taiko de tambores japoneses.
Cuatro intérpretes, con sendos tambores, ofrecen un repertorio de temas tradicionales y originales del grupo, por lo que supimos. En un momento dado, el batir monocromo de los tantanes se colorea con sonido del zapateado y el baile flamenco.
Fuensanta no sólo es versátil y catalizadora, sino que su capacidad de adaptación es tan natural que parece que siempre hubiera abordado el baile que estamos viendo en ese momento. Como una suerte de rey Midas, revaloriza todo cuanto toca, de una manera tan natural como la mimesis de un camaleón. Se entrega a cada paso como si no hubiera vida después. Rinde al espectador con su mirada, con su taconeo, con sus contorsiones… y, con un ‘más difícil todavía’, sella el espectáculo y el día o la noche, haciéndonos sentir que otra vez acabamos de ver algo único.
* Foto: Joss Rodríguez©.
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