Dudas razonables
No sólo la duda es razonable, sino, para algunas cuestiones, lo más razonable es dudar. René Descartes, en el siglo XVII, fundamentó todo su aparato filosófico partiendo de la duda.
Descartes era escéptico, o sea, incrédulo. Dudaba. De lo único que no podía dudar es de que dudaba. En la duda halló una verdad imbatible.
Igualmente, Oscar Wilde, en El retrato de Dorian Gray, reflexiona: “El escepticismo es el principio de la fe”. “Porque escéptico no quiere decir el que duda, aclara Miguel de Unamuno, en Mi religión, sino el que investiga o rebusca, por oposición al que afirma y cree haber hallado. Hay quien escudriña un problema y hay quien nos da una fórmula, acertada o no, como solución de él”.
Redundando en el mismo tema, hay un proverbio español que dice “De las cosas más seguras, la más segura es dudar”, como que lo más seguro de la vida es la muerte.
Me produce cierta ‘desconfianza’ la persona que está segura de todo, la que tiene planeada su vida de principio a fin, la mente preclara del iluminado. En cierto sentido, la vida hay que improvisarla. Tenemos que estar preparados a lo qué venga simplemente porque no sabemos lo que vendrá.
Gao Xingjian, en La Montaña del Alma, dicta que “no tener una meta es también tener una meta, y el hecho de buscar es también un objetivo, cualquiera que sea el objeto de la búsqueda. Y la vida misma, no tiene, en principio, ninguna finalidad, basta con seguir adelante, eso es todo”.
Remedando el lema del campo de concentración de Duchau (no su ironía) podríamos decir que la duda nos hará libres, como afirma Cunqueiro (Un hombre que se parecía a Orestes): “Un hombre que duda es un hombre libre, y el dudoso llega a ser poético soñador, por la necesidad espiritual de certezas”.
Para Chesterton el budismo no es una religión, sino una duda (El hombre que fue jueves). Así, ¿puede haber una religión escéptica o incluso agnóstica? ¿Puede una doctrina fehaciente atentar contra sí misma, contra el entendimiento humano toda noción de lo absoluto? Quizá sea la cuestión. Creo porque soy libre de creer o no creer. Pienso que algo existe más allá, porque pienso que más allá puede no haber nada.
“Lo infinito es, por definición (lo dice Gore Vidal en su inmensa novela Creación), no sólo aquello que no es todavía, sino lo que no será nunca todavía”.
También es razonable quien opina lo contrario, como Flaubert: “La duda es la muerte para las almas; es una lepra que afecta a las razas desgastadas, una enfermedad que proviene de la ciencia y conduce a la locura. La locura es la duda de la razón; ¿quizá sea la razón misma?”. Aunque esto lo escribe en Memorias de un loco, y, tratándose de locos, ya se sabe.
* René Descartes en 1649 (¿o no?).
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volandovengo -
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Lola -
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Rossy -
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