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volandovengo

Avistamientos del Holandés Errante

Avistamientos del Holandés Errante

Desde mediados del siglo XII el Holandés Errante surca los mares. Cada cierto tiempo (¿nueve meses, siete años?) abandona su barco en cualquier ciudad portuaria por unos días (9, 21) y camina confuso por una tierra que no le pertenece, para encontrar a una mujer cuyo amor pueda redimirlo.

Muchos marineros afirman ser testigos de numerosas apariciones en mar abierto, aunque a veces son sólo espejismos, alucinaciones o visiones debidas a un exceso de alcohol. Entre los avistamientos documentados está por ejemplo el que en 1702 registró Cotton Mather, autor prolífico y célebre pastor puritano, en la Magnalia Christi Americana, historia eclesiástica de Nueva Inglaterra; o el que en el 11 de junio de 1881, a las 4 de la madrugada, anotaron el príncipe Jorge de Inglaterra, duque de York —que después reinó como Jorge V—, y su hermano mayor, el príncipe Alberto Víctor, duque de Clarence —que figura entre los sospechosos de haber sido Jack el Destripador— en el libro de bitácora del Baccante, buque insignia de la armada británica, mientras se encontraban a la altura de las costas australianas (una luz brilla repentinamente en la oscuridad y, a 200 metros más o menos, surge cortándonos el camino un bergantín, rodeado de un halo rojizo siniestro).

Igualmente, Karl Dónitz, comandante en jefe de la flota alemana, y efímero sucesor de Adolf Hitler, en los años 40 del siglo pasado, informa que vio la nave del Holandés Errante mientras se hallaba en una misión al este de Suez. Después confesó que sus hombres preferían enfrentarse con toda la flota aliada antes que vivir nuevamente el horror de ver el barco fantasma.

Se cuenta, por otra parte, que el capitán holandés aparece en tierra firme cuando generalmente alguien —casi siempre una mujer— sueña con él. En muchas ocasiones el Errante cambia de apariencia, por lo cual no es nada fácil de reconocer.

Un erudito flamenco, cuenta Cunqueiro, llamado Michael van der Veen, nacido en Harlem, escribió la cró­nica de sus puntuales apariciones, en diversos luga­res del planeta desde 1614.

Así, en 1718, el Holandés enamora a la hija de un consejero de la Cámara de Cuentas en Saint-Maló; la rapta y meses más tarde la abandona en una playa próxima a Boloña.

En el año 1731, entra con su navío en el puerto de Génova, y un viejo marinero ligur reconoce que bebió con el Capitán en Lisboa en el año 1689. Han pasado cuarenta y dos años pasados (seis veces siete) y lo encuentra igual de joven, con el mismo pelo negro y la misma inquieta me­lancolía”.

En 1736 desde Nueva España navega hasta Lisboa para visitar a una mujer en la Rúa dos Franqueiros, a la que trae noticias del marido, dueño de un mesón en Veracruz.

En 1751, acude a una cita con una dama de la aristocracia napolitana, pero es un ardid y encuentra a su marido y a sus dos hermanos espada en mano. El Holandés hiere a los tres en la boca y huye.

En Londres, en 1779, se sabe que compra dos pistolas que paga con tres monedas de oro que queman la mano del tendero al cogerlas. El tendero se desmaya, Su bella esposa besa al Holandé­s en la boca y le pide que huya antes de que su marido se recobre.

Quizá su última aparición sea en Marsella, el año 1819 (o en 1817, según la fuente) donde sostuvo una conversación con M. Claude Gabin de la Tau­mière, antiguo secretario de Fouché (otros dicen que fue con el propio Fouché) que ya había conocido al Holandés Errante en Lubeca, en los años del bloqueo europeo.

Se trata de rescatar a Napoleón de su exilio en Santa Elena y regresarlo a Burdeos, pero el Holandés ha de ha­cerse a la mar y tardará siete años en poder volver a tocar tierra.

“—¡No podemos esperar tanto! —dijo el marsellés—. ¡Francia hiede!”.

Ahora, estemos preparados, pues el Capitán arribará esta primavera en alguna de nuestras costas, a no ser que alguien lo viera hace un par de años, con lo cual hasta 2019 no enamorará a nadie.

2 comentarios

volandovengo -

Sí, a ver si nos enteramos, Mercedes, aunque sus consecuencias pueden ser fatales. Nos mantendremos informados.

Mercedes -

Muy emocionante, a ver si nos enteramos y vamos a su encuentro, quien sabe...