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Jerez por derecho

Jerez por derecho

Los Veranos del Corral

Es una pena que un ciclo como éste en el Corral del Carbón lo tengamos tan sólo una vez al año. También está Flamenco Viene del Sur y algún festival o actuación más o menos aislada. Pero un escenario donde veamos lo mejor del baile actual del mundo flamenco, aparte de esta Muestra, en Granada no lo tenemos.

El baile, lo he repetido varias veces, conlleva la evolución más interesante dentro del flamenco. Aparte de que es la manifestación más completa, pues hace participar de forma activa a la guitarra, al cante y otros elementos percutores, ya sean palmas, cajón o pandero.

En 17 días tenemos un amplio muestrario de todas las tendencias del baile actual, primando la vanguardia. ¿Qué no están todos? Normal, todos los “número uno” (o dos) no pueden estar, por diferentes motivos. Y, por otra parte, menos mal que “todos” no se reducen a ese número de diecisiete, si no estaríamos apañados.

Hasta ahora hemos tenido la visión universal de Belén Maya, la estela sevillana con Isabel Bayón y, ayer mismo, el sabor acompasado de Jerez.

Mercedes Ruiz baila por bailar, no se plantea nada, no nos cuenta nada, aunque su baile esté lleno de sugerencias. Basado en su último montaje, Mi último secreto, la bailaora jerezana nos trae unas pinceladas de su manera de sentir el flamenco.

Con traje corto, de pantalones, completamente blanco, a la manera de Carmen Amaya, propone en primer lugar una farruca de pasos largos y profuso zapateado en los postres, donde se entrevé la mano sabia de Javier Latorre. Una farruca interrumpida en bastantes ocasiones por los aplausos de un público entusiasta que, sin querer, interrumpió para su buena conclusión un ritmo necesario y alargó la pieza en demasía.

El hielo, no obstante, estaba roto. Y la guitarra de Santiago Lara (director musical de la obra) y la exclusiva voz de Miguel Soto ‘Londro’ ofrecen una seguridad evidente cuando comienzan con la granaína de Chacón, que en vez de abandonarse, como si fuera un todo, pasa a ser caracoles, que pasea Mercedes con vestido rojo de cola y natural donaire. Presa de su estudio, sin embargo, no son tan eficaces como acostumbra.

Un momento reconocido, de gran contenido emocional, son los pregones que canta Londro en solitario y a palo seco, demostrando que es un cantaor todo terreno, más bien para cantar alante que atrás. recuerda a Marchena o a Tomás.

Un solo de cajón hace que atendamos al percusionista Perico Navarro que, posiblemente, esté de más en el conjunto. Normalmente, en realidad, todos los percusionistas me sobran en unas funciones que no necesitan reforzar el taconeo, y menos cuando la bailaora canta con los pies, cuando el compás de su tacón punta es tan exacto y musical.

Ese solo de percusión, de buena factura sin embargo, introduce lo que para mí fue lo mejor de la noche: el remate de soleá por bulerías tan frescas, tan sabrosas, tan jerezanas. Con un margen importante a la improvisación y a la magia de la noche. Mercedes baila con todo su cuerpo y marca como pocas la cadencia de este cante tan de su tierra, con unos desplantes a los que no hay más remedio que decir ole.

* Foto de Antonio Conde©.

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