Poesía entre las seis cuerdas
Flamenco viene del sur
A voz de pronto, encuentro tres razones poderosas para ver a Miguel Ángel Cortés y su “Bordón de trapo”. La primera y más importante es porque “Bordón” es un gran trabajo reconocido y aplaudido en gran parte del mundo, premiado en la revista on-line DeFlamenco.com por votación popular (15.000 encuestas recibidas). En segundo lugar podemos decir que Miguel Ángel está en un buen momento, su toque es exclusivo y es uno de nuestros flamencos más exportables. Prueba de ello es que los artistas más venerados del panorama nacional, como Arcángel, Esperanza Fernández o Carmen Linares, lo solicitan para que toque a su lado. Y por último, y no menos importante, diremos que Cortés es un hijo de Granada, que se entrega sin condiciones a su tierra, que aquí suena como en ningún sitio.
Por qué entonces tan poca expectación, por qué el teatro de tan vacío tenía eco, por qué ni siquiera los mismos flamencos, tan sólo un honroso puñado de ellos, que se cuentan con las manos, acudieron a arroparlo. Poco más de cien personas nos reunimos el lunes en el José Tamayo de la Chana para saborear a un Miguel ángel Cortés inmenso.
Encuentro igualmente alguna razón para este absentismo. Puede que, al presentar este mismo programa hace unos meses en el Isabel la Católica, los que lo vieron no quisieran repetir. Pero si allí nos quejábamos de lo mismo, de la poca asistencia, del escaso apoyo. Puede que al coincidir con San José, algunos posibles espectadores hayan optado por celebrar el día del padre de otra forma… No sé. Es un poco vergonzoso. Es un poco el análisis de Curro Albayzín: “Qué vamos a esperar de una tierra que emboveda sus ríos y mata a sus poetas”.
Cortés, como digo, sobreponiéndose a cualquier contradicción, estuvo como nunca, hiló fino e hizo filigranas mientras Daniel Méndez le sujetaba la madeja. Un buen concierto. Una labor minuciosa de taracea en que todas sus piezas encajan hermosamente hasta componer el mosaico de un trabajo de culto.
El disco sonó íntegro, empezando por la apasionada granaína y terminando por los sugerentes tangos. Estos dos temas granadinos constituyen unas de las piezas más ricas de todo el abanico flamenco. Riqueza que se engrandece en las manos de nuestros tocaores. Léase Habichuela, Cortés, Ochando o Luis Mariano. El estudio, la técnica y la reverencia conforman las granaínas. Con seda andalusí se tejen los tangos de Granada.
El cajón de Joselito siempre está en su sitio. Su compás se hace imprescindible en la fiesta, donde echamos en falta las palmas o la voz de Esperanza. Miguel Ángel domina la seguiriya y la soleá, pero sorprende por la exactitud de sus propuestas, por su dulzura concentrada, por su valentía, en las bulerías, alegrías o tanguillos.
Un concierto importante. Un artista en su espléndida madurez. Unos acompañantes de lujo. Un momento único. Quien no estuvo presente, simplemente se perdió una de las veladas clave de esta temporada.
7 comentarios
volandovengo -
Isidoro -
Saludos
volandovengo -
Cuti, iré informando periódicamente. Si te interesa algo, házmelo saber, pues yo en principio voy a todo.
Cuti -
Isidoro -
volandovengo -
Cuando quieras, podemos ir juntos y aprendemos algo más.
Cuti -