Sacromonte
Estos últimos días he subido varias veces al Sacromonte. La razón es porque he tenido que hacer un artículo para una publicación de flamenco sobre lugares flamencos de Granada. La revista, llamada "Acordes de Flamenco", es de reciente creación. Ya está en los quioscos el nº 1,con el que regalan un vídeo para aprender a tocar algo de flamenco con guitarra y a bailar también (o a poner los dientes largos a quienes queremos y no podemos).
Es increible la cantidad de flamenco que hay en Granada. Aparte de festivales, ciclos, programaciones culturales, etc. existe una programación estable al menos en una media docena de locales o cuevas. No digo que todo sea de calidad, pero para satisfacer deseos y hallar el duende en algún rincón, seguro que sí.
El Sacromonte, que cada es más monte y menos sacro, es un lugar privilegiado (Valparaiso se llama su enclave). Tiene las mejores vistas de la Alhambra, del Generalife, del Carmen de los Rodríguez Acosta... que puede haber.
A pesar de que muchos tablaos y zambras ya no funcionan, en los que quedan puedes perder la noción del tiempo y amanecer escuchando tangos. Además, si tenemos suerte, podemos coincidir con algunos profesionales que se refugian tras una copita después de acabar su faena, que se arrancan a cantar o a tocar o a bailar expontáneamente que, según Antonio Gala, entre muchos, es cuando lo hacen mejor. Es cuando el arte hace uso del artista. Es el hombre un puro instrumento que increíblemente es cuando está más cansado, más cascado, más bebido... es cuando menos se juega.
Llevé a Nono para hacer fotos, pues las mías son de juzgado de guardia, que no sé para que tengo cámara, si no fuera por el Photoshop. Cogimos material de sobra. Visitamos lo que pudimos. Agradable el rato con Curro Albayzín; fantasmal Enrique el Canastero; interesante el Centro de Interpretación; ignorados en la Cueva de la Rocío; literatura Negra la visita a la Venta del Gallo. En esta útima, no me pude contener y le mostré a Nono una de las fotos que cuelgan en sus paredes que, desde el primer momento que la vi me enganchó. Mi compañero, como era de desear, cayó también bajo su embrujo y la fotografió a su vez. Es la metafotografía: fotografiar la foto (como la metalimpieza es limpiar la aspiradora, por ejemplo).
La instantánea es la que precede este artículo, así que omito su descripción. Sólo pienso en que si nos impacta hoy día, qué habría sido en los años 60, a los que seguramente pertenezca este contraste.
¡Que la disfrutéis!
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el metafotografo -