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Guitarra se escribe con mayúsculas

Guitarra se escribe con mayúsculas

Ningún tocaor que se precie puede obviar la figura de Manuel Cano Tamayo (1925-1990) y su insigne aportación al mundo de la guitarra. En flamenco, Granada se ha distinguido por sus guitarristas. Tanto es así que el mismo Paco de Lucía confiesa que en nuestra ciudad actúa, si no con miedo, con cierto respeto. Pues bien, el pionero de esta leyenda es Manuel Cano, Medalla de Oro de la ciudad a título póstumo, que dejó una insigne obra sobre el mundo de la guitarra.

Este año, cuando Manuel cumpliría 81 años, se publica la tercera edición su libro “La Guitarra. Historias, estudios y aportaciones al mundo flamenco” por la firma hispalense Ediciones Giralda. Una obra que vería la luz por primera vez en la granadina peña de La Platería en 1986.

Es una edición muy cuidada, de gran formato, encuadernada con hilo vegetal sobre tapa dura imitando al terciopelo y completamente renovada. Incorpora dos CD -sonido remasterizado- con un largo recorrido por los temas del flamenco de su época que el maestro compiló para la ocasión. Con ella, Manuel Cano quiso dar respuesta a todas las preguntas que se le hacían alrededor del mundo acerca de la guitarra. Además, quiso que sirviera de compendio a sus alumnos, pues fue catedrático de guitarra en Córdoba y Granada.

José Manuel Cano, hijo del compositor, ha sido el artífice de esta edición, que ha pretendido ser un homenaje al flamenco en general y al maestro Cano Tamayo y a su mujer, Emilia Robles, en particular.

El libro consta de seis capítulos que van desde un estudio interesantísimo sobre los instrumentos de cuerda, hasta la evolución de la guitarra y las primitivas escuelas más importantes en su construcción, pasando por la aportación de la guitarra a las formas y bases rítmicas del flamenco, incluyendo numerosos estudios y partituras originales.

Aunque la obra es de contenido sencillo, para todos los paladares, es verdaderamente exhaustiva y técnica en determinados momentos, lo que viene a ser más aprovechable para el guitarrista iniciado o el experto en música.

La introducción y preliminares a la obra, que desliza algunos errores tipográficos difícilmente asimilables, son un poco simples, más motivados por la nostalgia y el sentimiento que por el rigor. El cuerpo de la obra se muestra en blanco y negro, pues lógicamente procede de las primeras ediciones; pero en general la calidad de las ilustraciones deja bastante que desear.

“La guitarra” es la obra cumbre de este instrumento, que cualquier aficionado debe manejar habitualmente como libro de consulta.

* Reseña aparacida en el nº3 de la revista "Acordes de flamenco" (agosto-septiembre 2006)

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