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volandovengo

Un acceso febril

Un acceso febril

Los habituales a este blog, con media sonrisa, estarán pensando en las vacaciones tan redondas que me he tomado, pues, desde hace una semana, no me asomo a esta ventanita ni siquiera para decir esta boca es mía. Nada más lejos de la realidad. Ya me gustaría haber estado al menos en Lapónia, pasando estas fiestas blancas, aprovechando que el gordo Nicolás y un puñado de renos estaban ausentes. Lo cierto es que un acceso de fiebre intermitente ha invadido mi razón y ha hecho que pasara unas Navidades un tanto oníricas.

Un resfriado mal curado, como todos los que me asaltan, ha sido la causa. El resultado: trenta y ocho y cuarenta de fiebre, dolor de cabeza, tos perruna, paquetes de pañuelos de papel usados (uno cada vez que me sonaba) (un pañuelo, no un paquete)...

La causa muchas veces es el efecto. Es como si la causa de la causa fuera la causa del mal causado. Es decir, no curo bien las enfermedades porque tengo un estómago delicado y cualquier medicamento me destroza por dentro. O sea, que no me curo del todo pero me hago pedazos por dentro. La enfermedad es mala, el remedio también. Menos mal que no soy enfermizo y no suelo flaquear...

Los primeros síntomas alarmantes me llevaron a urgencias (qué pena y qué suerte que no sea como en las películas). Paracetamol por un tubo (es un decir) fue la respuesta de choque. Mi cuerpo (o el Gelocatil) reaccionó mal y comenzó a dolerme el estómago, la cabeza desde la altura de los ojos, los riñones, las piernas... hasta la piel. Lo que me lleva de nuevo a urgencias y es el Nolotil lo que me devuelve al enfriamiento de hace una semana.

Ahora, estoy tan sólo resfriado pero con ganas de recuperar el tiempo perdido. Nunca mejor dicho: "Al séptimo día descansó".

1 comentario

Pepo -

Feliz año nuevo y salud... sobre todo salud.