Las vueltas de una palabra
Me encuentro en el libro Sartoris (1929) de William Faulkner la palabra ‘esteva’ asociada a un arado. Busco en el Diccionario de la Real Academia su definición. Es la pieza corva y trasera del arado, sobre la cual lleva la mano quien ara, para dirigir la reja y apretarla contra la tierra. Bien.
Pero me intereso por su segunda acepción. ‘Esteva o palo de esteva’ es el madero curvo que en los carruajes antiguos sostenía en sus extremos las varas y se apoyaba por el medio sobre la tijera.
¿Y la vara qué es? ¿Y la tijera? Bueno, pues la ‘vara’ es cada una de las dos piezas de madera que se afirman en los largueros de la escalera del carro y entre las cuales se engancha la caballería. La ‘tijera’ es cada uno de los dos correones cruzados por debajo de la caja o los largueros que a uno y otro lado del pértigo quedan enlazados con las teleras para formar la escalera del carro.
‘Larguero’ no lo he encontrado específicamente referido al carro, pero la ‘lanza’ es la vara de madera que, unida por uno de sus extremos al juego delantero de un carruaje, sirve para darle dirección; a sus lados se colocan, enganchándolas, las caballerías del tronco, que han de hacer el tiro.
La ‘escalera’ es la pieza del carro, compuesta por los listones, las teleras y la lanza, y que en la forma se parece a una escalera de mano. La ‘telera’ es el travesaño de madera con que se enlaza cada lado del pértigo con las tijeras o largueros de la escalera del carro. El ‘listón’ tampoco aparece como tal; pero la ‘caja’ es la parte del coche de caballos destinada para las personas que se sirven de él, y en la cual van sentadas; el ‘tronco’ es el conjunto de dos o más mulas o caballos que tiran de un carruaje; el ‘pértigo’ es la lanza del carro.
Podía estar así dando vueltas toda la mañana sin enterarme concretamente de lo que es qué y confundiendo una cosa con la otra. La próxima vez que vaya al campo me fijaré en un carro y le preguntaré a un lugareño para que mis dudas posiblemente queden aumentadas.
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