Arcángel, pasado, presente y futuro
Flamenco viene del sur
Posiblemente la mejor propuesta del ciclo Flamenco viene del sur hasta la fecha. Quizá, junto a su paisano Juan Carlos Romero, el flamenco más serio que hemos podido apreciar. ¿Todo queda en Huelva? Arcángel está actualmente entre los cinco cantaores más solicitados del panorama actual y entre los dos mejores de su generación. Tiene una gran proyección y posee un gran conocimiento, con ecos y reflejos del pasado. Arcángel es maestro y discípulo. Tiene un sello indiscutible que es seguido e imitado. Su voz es aguda, incluso abusa del falsete. Su cante es melódico y su grito más moderado que de costumbre. Une los tercios, logrando un fraseo agradable. Sin ser un artista que rellena el escenario, la calidez de su presencia la trasmiten pocos.
El primer cante-homenaje de la noche fue “Limón Amargo” de Valderrama, una composición recreada por Miguel Ángel Cortes que se encuentra a medio camino entre el cuplé por bulerías y la soleá. Igual de ambigua fue su segunda entrega, en la que confesaba tener “el alma en los huesos y el amor descamisao”. Su comienzo es frío, sin embargo. No se templará hasta la caña chaconiana, una de sus mejores propuestas. Continúa el concierto por levante. ¿Unas mineras?, ¿una taranta?, ¿cartagenera?, ¿quizá levantica?
Las seguiriyas son muy bien recibidas. Tienen un ritmo de bulerías y son muy marcadas, casi de fiesta. Dan paso a Miguel Ángel Cortes para interpretar “Salaílla”, de su disco “Bordón de trapo”. La introducción recae en la mandola de Daniel Méndez, artista galardonado recientemente por la crítica especializada como “Mejor guitarrista de acompañamiento”. En estos tanguillos abundan las enarmonías y las disonancias, que lejos de ser un desliz, son recursos más que estudiados en el trabajo del tocaor granadino, al que podremos ver en solitario el 19 de marzo en este mismo ruedo. Las bulerías de Arcángel, comenzadas a capela, se prestan a ser escuchadas, si acaso con un amago de echarse pa’ lante. Desde este momento comenzamos a apreciar problemas de afinación en las guitarras por culpa del frío y de la intensidad de los focos. Contrariedades que afectan al onubense. El final de la bulería trasciende el cuplé. Con “La bien pagá” se hace abiertamente una concesión a la copla. Son muy morentianas, al igual que los tangos, en los que incluye alguna letra del artista granadino, e inserta la “Baladilla de los tres puñales” de Rafael de León.
Las alegrías son grandiosas. Expande la melodía y expone unos cambios de ritmo muy efectivos. Y, como no, acaba por Huelva. Sus fandangos, dedicados a Enrique, presente en el teatro, son largos, llenos de resonancias y guiños a sus mayores. Evidentemente su estilo se basa en recrear todos los estilos.
Arcángel fue honesto y generoso. Mostró su verdad y cantó todo y más. Sin embargo, a fuerza de redondez y planitud, no rompe ni quiebra el quejío necesario para pellizcar por dentro.
Foto: Daniel Muñoz (flamenco-world)
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