Mis siete yoes (4)
Soy Jorge y nací varón. También soy mujer y soy animal, sobre todo animal. En mí vive un reptil. Soy saurio en mi frialdad. La imagen se congela bajo el sol que apenas calienta. Pienso con el cerebelo. Tengo la sangre azul, como de príncipe, y calculo mi jugada. Me anticipo a cada movimiento y soy exacto en la medida. Te siento con la lengua.
Paro en seco y vislumbro mi objetivo. Me arrastro sin piernas y enrosco mi cuerpo de loriga y escamas. Me mantengo alejado de la belleza del grito y de la suave caricia de mi cuerpo viscoso. Mudo la piel.
Mi lengua bífida mira de soslayo. Es un arma de doble filo que a veces se revuelve con quien la esgrime. Soy todo ojos que cubren el espacio, despacio. También puedo lucir cornamenta, colmillos, metal, cresta y veneno.
Soy todo oídos que filtran los colores. Soy todo muecas y poses y barro y esperma; pasado y futuro. Y tengo doble párpado que cierro de abajo arriba y de arriba abajo. Puedo desprenderme de alguno de mis miembros a voluntad, para volver a recobrarlos más tarde.
Tengo mil años. Soy un fósil viviente que tan sólo ha dictado un par de testamentos (a espaldas de notario). Puedo ser venenoso y, sin querer, pongo huevos de blanda membrana. Incubo a un basilisco.
Soy Jorge y nací varón. También soy mujer y animal y a veces sauróctono.
* Texto rescatado: publicado el lunes, 06 de febrero de 2007
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