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volandovengo

El asiento doble

El asiento doble

En los autobuses urbanos de Granada, y supongo que de algunos otros lugares, han puesto algunos asientos individuales un poco más anchos que los demás, pensando en las personas de más envergadura o simplemente para aprovechar el espacio sobrante. Muchas veces me veo obligado a ocupar esos asientos y me da cierta fatiga porque no lo lleno ni a la mitad. Cuando voy cargado con alguna bolsa o equipaje lo agradezco, pero cuando voy pelado, ligero, los recorro como un garbanzo en una lata con los vaivenes del conducir.

Me da alegría en cambio cuando un señor o una señora los rellena. Pasajeros que se les queda pequeño el asiento convencional, usuarios que sin querer ocupan dos plazas y desplazan al compañero de asiento o lo arrollan casi literalmente. Pero más alegría me da cuando ese butacón lo comparten un chico y una chica, una pareja que a veces, de tan juntos, les sobra espacio.

2 comentarios

volandovengo -

Sí, reconozco que un toque nostájgico sí que tiene, primo. Luis Alberto de Cuenca decía que la nostalgia era el dolor muy maquillado.

enrique ortiz -

Ayy, primo, es que empezamos a mirar para atrás. Un abrazo.