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volandovengo

Gerardo Núñez entre orquestas

Gerardo Núñez entre orquestas

El miércoles antepasado, 21 de este mes, acudí al auditorio Manuel de Falla para escuchar la guitarra precisa del creador Gerardo Núñez, pero poco más encontré tan sólo su esencia.

En realidad era un concierto de música clásica, en el que colaboraban los conservatorios de Granada ("Victoria Eugenia") y el de Moscú ("Conservatorio Estatal Tchaikovsky").

No los conté pero eran bastantes músicos. Violines había más de veinte. También sonaban violas, violonchelos, violones, trompetas, saxos, clarinetes, trombones, xilófonos, tambores... y un gong, que no sonaba gong sino chang.

En un momento, salió un piano de cola. Posiblemente con la cola más grande que haya visto (en un piano).

Duró nada menos que tres horas, dejando a Gerardo un ratito en medio para que interpretara tres bulerías grandiosas. La primera muy rápida, la segunda eminentemente creativa, la tercera jerezana.

Al constatar que la participación flamenca era tan nimia, honestamente decidí no escribir nada para el periódico. Otra cosa sería si hubieran actuado juntos, orquesta y guitarra, y no el tocaor en un aparte, o que hubieran tenido más protagonismo Núñez o el flamenco.

La presencia del guitarrista en la velada se debió simplemente a que el conservatorio moscovita organiza un concurso de "Composición sobre temas de Gerardo Núñez" (allí se presentaron los ganadores).

Me gustó, aunque se me hizo un poco largo. Acostumbrado al flamenco, casi monográfico, fue un paréntesis agradable, en el que no tuve que identificar qué se tocaba en cada momento ni evaluar su calidad ni compararlo con otros momentos, otros lugares, otras voces ni que tomar nota de nada...

1 comentario

joven llanos -

como ya sabes me apasionan las letras de las canciones y esta no pega con tu texto pero la he escuchado y me ha gustado tanto que quisiera reflejarla para vuestro deleite, como tampoco esto es flamenco puedes leerla relajadamente. saludos volandovengo.

Si no te gustara tanto meterte en líos,
si eligieras un camino asfaltado alguna vez,
conservarías el sombrero norteño,
y la chica triste que te hacia reír.

Aunque no la quisieras, ni ella a ti,
teníais sed, siempre a la vez, en los mismos lugares, en los bares;
conservarías el bolsillo repleto,
y la chica triste que te hacia reír.

³Que no me lleven al hospital. No es que desconfíe,
es que no me fío de la medicina occidental.
Que no me lleven al hospital. ¡Si ya me encuentro mejor!

² Cuanto más viejo, decías, mucho más libre.
Menos plata que te arrebatan, y menos peso que cargar.
Últimamente, vas muy ligero,
sin la chica triste que te hacía reír.

Siempre hay otro lugar en la frontera,
siempre la esperanza queda, y quizás pueda ser mañana,
que el amanecer te traiga de vuelta
a la chica triste que te hacia reír.

²Que no me lleven al hospital. No es que desconfíe,
es que no me fío de la medicina occidental.
Que no me lleven al hospital. ¡Ya estoy mejor!.

Asegúrate de que te dejen cerca de la parada,
la que esté más cercana, y te aleje de la diana,
y no te preocupes, por no despedirte de nadie.