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volandovengo

Parafraseando

Parafraseando

Ando leyendo estos días a Cabrera Infante, Tres tristes tigres, que siempre, en tratándose de literatura, tengo asignaturas pendientes. Y, entre col y col, un Tip.

En el centro superior de las hojas pares (las de la izquierda), el titulito reza G. Cabrera Infante. Mi desmemoria enfermiza se acerca al abismo y pasé casi trescientas páginas intentando recordar a qué nombre correspondía ese "G punto" (que no punto G, aunque podría), sintiéndome seguro de que conocía de sobra este nominativo. Sin embargo, las lagunas se extienden en mi cerebro, y no lograba averiguar... (Quienes de mis lectores lo tengan claro, considerarán medio estúpido este olvido y dirán desde un comienzo: Guillermo, Guillermo).

Varios días, sin embargo, por lo que digo, estuve barajando Gabriel (como su paisano continental García Márquez) o Gonzalo (como tantos) y hasta Gualberto (como el padre y hijo de Guillermo Tell), hasta que el Guillermo se me impuso con total evidencia. Cosas del olvido que, a propósito, Cabrera Infante, lo hermana con el carajo. O sea, cuando alguien desaparece y comienza a irse al olvido es como irse al carajo (lo dice con dolor).

Pues bien, Guillermo me demuestra lo que ya sabía, que es un erotómano delicado y crudo a la vez, que es una eminencia hablando de cine, que juega con el lenguaje como pocos. Pero lo que he descubierto con gran gozo es que realiza malabares con las palabras, que sus juegos de palabras en tres o cuatro idiomas son una obra de arte.

En un pasaje de su libro, cuando juega con los refranes, me recordó a mis comienzos. A principios de los 80, yo hilvanaba: "Dime en qué escaparates te paras y te diré quien eres" o "Tanto va el cántaro a la fuente que al final se conoce el camino" o "A quien buen árbol se arrima se llena de resina".

Cabrera Infante propone A ruidos sordos ganancias de pecadores, A oídos revueltos cuñas de palabras necias, Cría cuervos y te sacarán las astillas, A quien madruga Dios castiga sin palo ni piedra... o el maravilloso Hay quien ve la paja en el ojo del culo ajeno y no ve la verga en el propio.

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